25 de marzo

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Ante tanta sinrazón “no negociable”, me veo en la obligación moral de recordar que el 25 de Marzo se celebra el Día del Niño por Nacer o  Día de la Vida, y que como cristiana, desde bien pequeña, me enseñaron a ahogar el mal en abundancia de bien.

 

Nadie duda  que el reto al que se enfrentan los periodistas a diario para confeccionar la lista de prioridades en las noticias es complicado. Por una parte hay miles y miles de noticias que se reciben en la redacción, por otro, la responsabilidad de que el lector tiene el tiempo limitado  y que su visión del mundo  se verá condicionada por nuestra selección.

No obstante, el deber principal del periodista es, sin ningún genero de dudas, “respetar la verdad y el derecho que tiene el público a conocerla” según podemos leer en su  Código Deontológico.

Es más,  “la búsqueda, la transmisión, la difusión y el comentario de las noticias” como servicio publico  esta dirigida  – y así nos lo enseñan en la universidad-  a SERVIR  a la verdad, HACER RESPETAR la justicia, a DEFENDER los derechos humanos, a PROMOVER CAMINOS para la paz con el objetivo de  ENRIQUECER la opinión publica y POTENCIAR el perfeccionamiento de la sociedad.

Pero, desgraciadamente suele ocurrir que mientras unos nos aburren repitiendo , una y otra vez, informaciones intrascendentes para la mayoría de ciudadanos,  son muy pocos  los que  levantan la voz para denunciar temas  de interés humano, cuyas consecuencias denigran no solo a  la dignidad de la persona humana sino que nos perjudican , nos conmocionan  y  nos desgarran  moralmente,  como es , por ejemplo,  el  hallazgo de más de un centenar de niñitos en contenedores de basura de las calles de Madrid, junto a la clínica ISADORA.

¿Por qué no es portada DIARIAMENTE de la prensa, de los telediarios, de los informativos radiofónicos?

¿Es que no nos afecta observar la deshumanización y el degradante  nivel humano al que – ya no se muy bien la razón- hemos llegado? ¿Cómo es posible que no nos provoquen vomito las imágenes de estas criaturas?

¿No será que tenemos miedo a comprometernos, a decir con claridad lo que pensamos y sentimos, a sabiendas que nos pueden etiquetar  como fachas radicales  e intolerantes?

¿Cuándo nos vamos a decidir a cambiar las cosas, sin miedo al que dirán, sin miedo al esfuerzo para defender la vida humana desde su concepción o como decía Juan Pablo II sin miedo  “a la oposición del mundo”?

¿Cuántos de nosotros “ponemos el grito en el cielo” recordando a las autoridades competentes que su silencio, su negligencia, su omisión en prevenir estos crímenes les hacen  cómplice de miles de asesinatos pasados, presentes y futuros?

Queridos lectores, no se si nos damos cuenta de que España se ha convertido en un matadero, donde continuamente  se nos venden  la necesidad y las bondades del aborto y  la muerte digna  como síntoma de progresia y desarrollo , bajo la bandera de una libertad….manchada de sangre.

Y como  estos horrores repugnantes y contranatura no tienen justificación  aunque se empeñen en buscarla. Pues, no pasa nada. Lo mejor, para tranquilizar nuestras conciencias, es  que todos, empezando por los medios de comunicación, nos empeñemos en cambiar el nombre a las cosas y hacer  lo bueno  malo y lo malo bueno.

 Lo que siempre ha sido considerado un asesinato, porque lo es,  resulta que ahora le llamamos derecho de la mujer a su propio cuerpo, interrupción del embarazo,…. O cualquier concepto absurdo que se nos pueda ocurrir, convirtiendo  así  a la mujer en algo usable, prescindible, maltratable y, a  sus hijos no nacidos,  en  carne  desechable y amontonada en contenedores.

Pues bien, ante tanta sinrazón “no negociable”, me veo en la obligación moral de recordar que el 25 de Marzo se celebra el Día del Niño por Nacer o  Día de la Vida, y que como cristiana, desde bien pequeña, me enseñaron a ahogar el mal en abundancia de bien.

Por esta razón, además de abrir las puertas de mi casa para que cualquier mujer que piense en asesinar a su hijo por ser un estorbo pueda obsequiármelo como uno de los mejores regalos que se me pueden hacer- y no voy de farol- yo se lo agradeceré  rezando diariamente con esta oración para encontrar fuerzas en la defensa y protección de la vida de estos bebes.

Se llama el CREDO de la VIDA. 

Creo y amo a Dios, Uno y Trino, que es Amor y Vida. Creo y amo a Dios, nuestro Padre, fuente del Amor y de la Vida.

Creo y amo a Jesucristo, Camino, Verdad y Vida.

Creo y amo al Espíritu Santo, Señor y dador de Vida. Creo y amo la vida como un regalo de Dios: se recibe gratuitamente para ser donada gratuitamente.

Creo y amo la belleza y la bondad de la vida.

Creo y amo la belleza e igual dignidad de ser hombre y mujer, diferentes y complementarios.

Creo y amo el matrimonio y la familia que tienen a Dios por Autor.

Creo y amo la sexualidad humana como un don de Dios para ser vivido en el matrimonio.

Creo y amo a la familia, santuario de la vida. Creo y amo la vida, la cual es sagrada desde el momento de la fecundación.

Creo y amo la vida y me comprometo a protegerla, promoverla y defenderla en todos sus momentos y formas.

Creo y amo la naturaleza, don confiado por Dios al cuidado del hombre y la mujer.

Creo y amo la verdad de la ciencia, la cual es iluminada por la fe para llegar a conocer la verdad que Dios escribió en el ser humano y en la naturaleza.