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85 y 7 años

Benedicto XVI ha llegado a la edad de 85 años, los cumplió el pasado lunes 16 de abril. Su pontificado acaba de cumplir 7 años de haber iniciado, luego de su elección a la Silla de Pedro el 19 de abril de 2005. Ya son 85 años de edad y siete de pontificado que se cumplen en este mes de abril de 2012.

El mismo día en que el cardenal Joseph Ratzinger, luego de haber servido a Juan Pablo II como Prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe por 25 años, ingresó al cónclave de elección del que saldría electo Romano Pontífice, cumplía 78 años de edad. Ya había rebasado por tres años el tiempo de su jubilación porque Juan Pablo II no había querido prescindir de él en la Curia romana. Tres días después veíamos en el Balcón de la Bendición a un Papa anciano que venía de presidir un dicasterio eminentemente doctrinal. En consecuencia, muchos se preguntaron si el contemporáneo “Inquisidor de la Iglesia” podría afrontar el cargo pastoral que se le presentaba y si duraría en él un número de años suficientes como para que su pontificado no fuese considerado de transición. Al día siguiente un periódico italiano presentaba en su primera página la foto del flamante pontífice con sólo dos líneas escritas: -Pastor alemán-. Con la creatividad del periodismo se decía todo en dos palabras. Pero al cabo de estos siete años Benedicto XVI ha dado muestras suficientes de ser una pastor firme, sí, aunque amable, abierto al diálogo, al encuentro, a los viajes apostólicos y a la búsqueda de nuevas formas de evangelización para lanzar a la Iglesia a la modernidad.

Luego de que muchos presagiaron un pontificado cerrado hacia adentro de los muros de la Ciudad-Estado del Vaticano, este pastor alemán ha emprendido 23 viajes internacionales a 23 países diversos y 26 viajes dentro de Italia, ha acudido al parlamento italiano, ha entregado toda una cátedra sobre el ejercicio de la autoridad civil en el parlamento alemán y ha pronunciado un discurso magistral sobre la política internacional en la sede de la Organización de las Naciones Unidas.

Después de que muchos vaticinaron un pontificado cerrado hacia adentro de la persona del Papa, este Guardián de la Fe ha convocado a cuatro Sínodos de Obispos, ha celebrado tres Jornadas Mundiales de la Juventud, ha escrito tres Cartas Encíclicas, ha pronunciado innumerables discursos y ha sostenido incontables encuentros con Jefes de Estado. Además ha tendido lazos de cercanía fraterna con musulmanes, judíos, anglicanos, ortodoxos, budistas y lefebvrianos.

En estos siete años de pontificado, el Santo Padre ha convocado al Año Paulino, al Año sacerdotal y al Año de la Fe, que comenzará en octubre de este mismo 2012; ha escrito un análisis teológico-escriturístico sobre la figura de Jesucristo en su libro de dos tomos “Jesús de Nazaret”; ha dado respuesta a las interrogantes más frecuentes en su libro-entrevista “Luz del mundo” y ha explicado a la humanidad que el tiempo antropológico-social que nos ha tocado vivir es un tiempo marcado por una “Dictadura del Relativismo” que induce al olvido de Dios y que endiosa al dinero y al poder bajo riesgos gravísimos de desinterés por la trascendencia. Él, en cambio, ha dado muestras, con firmeza, de que su prioridad como timonel de la Barca de Pedro consiste en orientar al hombre en su camino hacia Dios y hacia lo bueno, lo justo y lo verdadero.

Benedicto XVI ha vivido un pontificado ensombrecido por la crisis provocada por los deleznables abusos sexuales cometidos por algunos clérigos adictos a la pedofilia, pero ha sabido responder con valentía, humildad y determinación sacudiendo el árbol para que caigan los frutos podridos y estableciendo medidas para erradicar este vicio espantoso.

Este pontificado todavía ve una intensa luz en el horizonte de los próximos años y así  Benedicto XVI se prepara para el próximo Encuentro Mundial de las Familias en Milán, el Encuentro Mundial de la Juventud en Brasil, el viaje apostólico al Oriente Medio, el Sínodo sobre la Nueva Evangelización y para inaugurar el Año de la Fe.

Todo indica hasta ahora que el Papa vive un momento cumbre en su pontificado y que esta dispuesto a entregar todo lo que le resta de vida en el servicio a Dios, a la Iglesia y al hombre.

Si a muchos nos agradó verlo en México con sonrisa traviesa bajo un sombrero de charro, preparemos nuestros ojos porque todavía nos falta mucho por ver en este anciano de 85 años de edad que ha roto las profecías que sobre su persona se trazaron hace siete años.

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