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La libertad y Boko Haram

Boko Haram (en idioma hausa) interpretado como “la educación occidental es pecado”, es el nombre del grupo terrorista de carácter fundamentalista islámico, activo en Nigeria; que Abubakar extremistas musulmanes que incendian iglesias y casas de cristianos en Nigeria, secuestran y matan personas.

Shekau, su actual líder, no se muestra capaz de comprender que la persona es libertad, y que negar su libertad, es negarla como persona. El secuestro por motivos políticos religiosos de 200 niñas, pone en evidencia una vez más, que cuando la verdad que hace libre al hombre es tergiversada, lo que menos cuenta es precisamente su libertad y su condición de persona.

En una correcta antropología, el para de la libertad del hombre solo se debe destinar a lo superior a ella, y esto es cuando la persona la manifiesta orientándose hacia su destino último, el encuentro con Dios. Eso explica que la libertad humana sea irrestricta, que el único límite solo existe en cuanto a que, el para de la libertad, solo puede ser colmado desde Dios, no desde la propia libertad mal empleada, como lo está siendo por los fundamentalistas de Boko Haram. Que la libertad solo sea colmada desde Dios no es un límite, sino más bien una enorme ventaja, porque indica que la libertad humana puede ser elevada y divinizada. Aquí la gran contradicción de Boko Haram cuyo exacerbado y criminal fundamentalismo dice obedecer lineamientos divinos.

A propósito de ello, pensadores árabes como Avicena (s, X1), Averrores (s, X11), tuvieron una interpretación deformada de la libertad humana, porque aceptaron una concepción del hombre como si fuese este un espejo en el cual solo se pudiera reflejar un poder (angélico o divino) externo al hombre. En este sentido se acercaron de alguna manera a la verdad, pues ciertamente somos un reflejo de los atributos divinos y el alma debe estar iluminada por el don de la gracia. Pero en su errada concepción, ignoraron que Dios, al hacernos precisamente un reflejo de sus atributos divinos, nos hizo libres, para que libremente lo buscáramos. La propuesta de estos pensadores, fue situar al hombre al margen de la libertad personal para elegir a Dios como fin último. Como consecuencia, consideraron que el hombre, aun con plena inteligencia y voluntad, tiene una libertad relativa, y no es por lo tanto parte de su dignidad natural ser plenamente responsable de sus actos; pues si uno no es actor, sino que está a expensas solo de ser iluminado por una “extraña luz” que viene desde afuera, no acaba de ser plenamente responsable de sí, ni entenderse como persona. Lo trágico de esta filosofía es que en el orden práctico, en muchas ocasiones en los países árabes, han despojado de libertades elementales a mujeres, extranjeros y niños. Además de haber puesto en entredicho la libertad de personas del mismo país que no aceptan las mismas ideas, así como la de aquellas personas de otros países “infieles,” contra los que trágicamente se ha enarbolado y ensalzado la “guerra santa”.

Abubakar Shekau su actual líder, entiende su propia libertad personal no en el sentido positivo de la libertad para, sino en el sentido negativo, como la libertad de: secuestrar, matar, aterrorizar. La fuerza de sus torcidas acciones, proviene de considerarse solo un instrumento sobre el que se refleja esa “luz divina”, que le manda cometer atrocidades sin afectar su conciencia. Por lo que se encuentra lejos de entender su libertad como persona y la de los demás. Habla de liberar a otros de la educación occidental porque la considera pecado, y para ello les quita su propia libertad, sus bienes y su vida. Terrible paradoja.

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Por Alfonso Lira Ibarra