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Orar con los acontecimientos de la vida

En un mundo tan contrariado, donde a veces pareciese no haber escapatoria ante las circunstancias adversas, nos preguntamos muchas veces: ¿Cómo orar en mi situación actual?

Una forma de oración muy sencilla y popular, consiste en orar con la vida, con los ingredientes ácidos y dulces que trae la misma. Al hacer oración nuestra realidad, debemos saber que todo cobrará un color más armonioso, donde aprendemos a ver con los ojos de Dios y a reaccionar ante ella con criterios nuevos, los que derivan de una experiencia auténticamente espiritual.

La certeza de la presencia activa de Dios, nos lleva a leer los acontecimientos de la vida desde la clave del amor. Debemos tener cuidado con la tentación de pensar que todo es magia, donde la totalidad es relacionada con un Dios como causa formal de los acontecimientos. Como bien conocemos, los acontecimientos tienen causas naturales y humanas bastante definidas. Un desastre natural no es causado por Dios, sino por una serie de fenómenos naturales muchas veces ocasionados por un abuso del hombre para con la creación.

La relación entre la experiencia de Dios y los acontecimientos no es plenamente inmediata. Tiene mucho que ver con la capacidad racional que tiene el hombre de interpretar los acontecimientos, dándoles un significado y con el concepto claro de Dios que es Señor de todas las cosas. Si reconozco el amor que tiene Dios para conmigo, podré descubrir ese amor en las distintas circunstancias que se me van presentando.

Cuando intentamos interpretar los acontecimientos con los anteojos de la fe, debemos aplicarlo tanto a las circunstancias positivas como también a las negativas. El saberse amado por Dios, da sentido a todas las cosas y da una gran libertad ante los acontecimientos positivos, los logros y realizaciones, virtudes y aciertos. Estos se convierten de forma magnífica en un motivo de gratitud hacia Dios. Si tenemos libertad de la misma forma con las dificultades, los pecados e injusticias, no perdemos de ninguna forma la esperanza, ya que sabemos que Cristo enfrentó valientemente las adversidades y venció con la fuerza del amor. De esta forma, los acontecimientos negativos se convierten en un motivo de aprendizaje y de lucha contra el mal.

Como podemos ver, el orar con los acontecimientos, cobra un nuevo sentido, porque al orar con ellos les damos un significado nuevo a la vida, coherente con la convicción del amor irrenunciable de Dios.

¿Qué textos pueden iluminar nuestra oración ante tales circunstancias? Para los acontecimientos positivos podemos utilizar Lc 4, 38 -44: donde Jesús se mantiene consciente de su misión a pesar de los difícil que se pueda tornar. Para los acontecimientos negativos, no hay mejor texto que el de Lc 22, 39-53: ya que nos habla acerca de la oración y entrega total a la voluntad de Dios.

En este tipo de oración, queda demostrada la simplicidad y al mismo tiempo la profundidad de la oración. Oremos a Dios con nuestra vida, hablando como amigo, en confianza y sencillez, para que día a día podamos configurarnos más y más a la tarea salvadora de Cristo, el Señor.