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Gravemente atentan contra el primer mandamiento, verse las cartas, horóscopos, amuletos y ese tipo de cosas

Ciertamente en estos tiempos vemos como en medios de comunicación se exhiben publicaciones y de manera increíble difunden la brujería en periódicos, revistas de toda clase, estaciones de radio y programas televisivos cosas como amuletos, talismanes, runas, horóscopos, mentalistas que ofrecen sanar de supuestos “embrujos” y adivinar el futuro entre otras cosas. Sin saber que están ofendiendo gravemente a Dios.

Para algunos es una exageración, pero este afán de promover estás cosas mostrándolas como simpáticas, pues alejan de Dios, hacen perder la gracia y pueden hacer que termines realmente muy mal. Sin lugar a dudas, en tiempos difíciles es más fácil caer en manos de estos charlatanes y pagarles cuantiosas sumas de dinero. Pero detrás de este hecho aparentemente inofensivo y hasta folklórico, se disfraza de manera inteligente, un grave atentado al primer mandamiento de la ley de Dios “Amar a Dios sobre todas las cosas”.

Cuando alguien acude a un “amuleto de la suerte” o cuando consulta a un adivino, horóscopo o este tipo de cosas, pues en ese mismo momento se está cambiando a Dios por un falso ídolo, es decir se está confiando más en un amuletito o talismán que en el poder de Dios. ¿Tu Crees más en un amuleto que te da un “adivino” o crees más en Dios? . Se debe señalar también que existen de estos supuestos “adivinos” que hacen mal uso de elementos sagrados, lo que también es muy grave.

Engaños aparentemente inofensivos. La Biblia condena la brujería y la adivinación, porque el futuro pertenece tan solo a Dios y a la libertad que Dios concede al hombre y su libre albedrío. La adivinación sería un intento de descubrir el futuro independientemente de los caminos divinos. Consultar a «videntes» degrada al hombre porque lo proyecta fuera de la orientación de su propia vida, lo hace irresponsable, dependiente y esclavo de una programación exterior.

Cuando se tiene fe y legítimo amor a Dios, esperamos todo de él, plenamente, sin dudas confiando ciegamente en sus planes para con nosotros. No nos dejemos engañar por charlatanes y falsos ídolos, amemos a Dios Nuestro Señor por sobre todas las cosas y pidamos que nos aumente la fe.