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Tergiversar las palabras del Papa

“El Papa ha atacado frontalmente a Benedicto XVI” (Antonio Socci en Libero Quotidiano), “Golpe bajo a Ratzinger en la homilía del Papa Francisco” (Luca Romano en Il Giornale)… empezó en algunos medios italianos y de ahí saltó al mundo entero: una tergiversación malintencionada de las palabras de Francisco es utilizada por determinadas personas para intentar fabricar una imagen del Papa como un mal pastor o incluso una mala persona.

Quienes escribimos o hablamos en medios de comunicación debemos tener un cuidado escrupuloso en no malinterpretar las citas reproducidas en nuestros textos. Es una obligación moral básica. Resulta inaceptable que se mienta sobre lo que alguien ha dicho o escrito engañando al lector o al oyente para lanzar críticas a partir de un fundamento pervertido.

Sin embargo, algunos periodistas, pensadores o blogueros no vacilan en manipular las palabras del Papa con intenciones inmorales. Su objetivo no es evangelizar, ni informar, sino presionar a la jerarquía de la Iglesia para que se pliegue a una ideología. Perdonen mi enojo, pero éste es un pecado muy miserable y dañino.

En esta ocasión ha sucedido con motivo de una homilía del Papa en Santa Marta, el pasado 30 de mayo. Francisco se refería a la primera lectura (Hechos de los Apóstoles 20, 17-27) en la que San Pablo se despide de la comunidad de Éfeso para ir a Jerusalén. Hablando de dicho pasaje señaló que “uno de los pasos que debe dar un pastor es prepararse para despedirse bien, no hacerlo a medias. El pastor que no aprende a despedirse es porque tiene algún apego no bueno con el rebaño, un vínculo que no está purificado por la Cruz de Jesús”. Incidía en que los sacerdotes y los obispos siempre tienen que estar al servicio de Dios y no apegarse indebidamente a un pueblo, diócesis o comunidad.

¡Cómo se puede pensar que Francisco pretendía atacar a Benedicto XVI! Es completamente absurdo, entre otras cosas porque fue Benedicto quien presentó su renuncia voluntaria, mostrando así una gran libertad. El Papa emérito más bien podría ser considerado como un ejemplo en apoyo de la homilía de Francisco.

Pero no, hay quien pone verdadero empeño en desprestigiar al Papa, diga lo que diga y haga lo que haga… El diablo existe y se esfuerza en viciar nuestras conciencias para provocar cizaña y desencuentros. ¡Hay que darle la espalda!

Por Marcelo López Cambronero