Artefacto para
adultos
Mikel Agirregabiria Agirre
El aparato incomprensible para la juventud cibernética
Los adolescentes, incluso los niños, son expertos en
todo tipo de artilugios. Manejan con soltura los modernos cachivaches
electrónicos. Sin siquiera hojear las complejas instrucciones en inglés,
parecen adivinar sus funciones más ocultas. Dominan ordenadores, consolas
de juegos, teléfonos móviles, cámaras digitales y los relojes más
avanzados. Programan vídeos, sintonizan televisores, instintivamente
controlan mandos a distancia, DVDs, PDAs,… instrumentos muchos de ellos
cuyas aplicaciones desconocemos los mayores. Tampoco hay máquina que se
les resista: Patinan, surfean, esquían y conducen triciclos, bicicletas,
monopatines, motos y coches.
Pero hay una excepción. Sin referirnos a nada
relacionado con electrodomésticos para la cocina o la limpieza, artes
predestinadas a los adultos, existe un sencillo dispositivo familiar, de
mecanismos simples e incluso sin pilas, que los tecno-jóvenes no saben
utilizar. Los padres, o incluso los abuelos, debemos ocuparnos por ellos
de tan artesanal maquinaria, aunque estemos a miles de kilómetros de
distancia.
Los precoces genios de la computación y de la mecánica
nos demuestran varias veces al día su dependencia infantil con tan
sorprendente ineptitud: Porque está demostrado que nuestros gadgetianos
hijos de la generación Internet, especialistas en cualquier invento
revolucionario, son incapaces de regular y usar debidamente… el
despertador.
|