Yo me planteaba si analizásemos estos tres verbos aplicándolos a nuestras vidas y a las relaciones con los demás, cuáles serían dichos frutos.
Charlando con un compañero de trabajo el otro día discutíamos sobre cómo se debía decir cuando aparecía una nueva película de cine en pantalla: "dan tal película" , "echan tal película" ó "ponen tal película". Finalmente llegamos a la conclusión que en el lenguaje diario todas estas expresiones eran válidas mientras nos entendamos.
En cualquier caso, la riqueza de la lengua española, y sus múltiples usos coloquiales producen muchos frutos que se plasman en variedad de expresiones para comunicarnos mejor. Y yo me planteaba si analizásemos estos tres verbos aplicándolos a nuestras vidas y a las relaciones con los demás cuáles serían dichos frutos.
Dar:
Creo que es uno de los verbos más cortos y a la vez con mayor carga de contenido. Dar supone relación con otra persona, salir de uno mismo, pensar en el otro, aunque sea para realizar una mera transacción. Normalmente damos de lo que nos sobra y no de lo que necesitamos pues tenemos desde pequeños un alto concepto de la propiedad y de lo "mío" hasta el punto de ser el primer motivo de conflicto entre niños y que tristemente a menudo se repite con los adultos. "Nuestras cosas" se nos pegan al corazón como el óxido al hierro y cuesta mucho separarlas. También podemos dar un salto cualitativo y llegar al "darnos" que supone que no sólo damos cosas nuestras sino que damos nuestro tiempo, nuestro cariño, nuestra entrega, nuestra alegría e incluso nuestro corazón a una causa o a otras personas. Esto es lo que pasa cuando se unen dos amores en un latido, cuando confiamos tanto en alguien o en Alguien con mayúsculas que nos lanzamos al vacío por esa persona.
Para los cristianos resulta un verbo clave pues una de las asignaturas troncales, básicas de las que nos examinarán al final de los tiempos será sobre el "dar": ¿Has dado al hambriento y al sediento? ¿Has dado al que no tiene vestido? ¿Has dado tu tiempo al enfermo o al preso? ¿Te has dado a Dios y a los demás? Quizás por eso deberíamos repasar esta asignatura todos los días y no dejarla para el repaso antes del examen final porque ciertamente es una materia que exige trabajarla cada día.
Echar:
En general este verbo tiene connotaciones negativas pues suele relacionarse con expulsar y así "echamos a alguien con cajas destempladas" ó "echan a alguien de un trabajo" ó "echamos los demonios que llevamos dentro", aunque también tiene aspectos positivos como "echar coraje, valor, narices u otros sinónimos más o menos ordinarios a un asunto", "echar el resto", etc. Me quedo con estos últimos aplicados a nuestra vida. En nuestra sociedad actual es fácil que, amparados en la masa, escondamos responsabilidades y nos ocultemos entre la muchedumbre. Es fácil acomodarnos en nuestra ajetreada vida ordinaria y no echarle valentía a la vida para proclamar el mensaje en el que decimos creer, es fácil dormirnos en siestas inacabables que nos amodorran los sentidos, es fácil excusarnos y alegar que nuestro pequeño granito de arena no se notará en medio del gran desierto. Por eso, hoy más que nunca necesitamos despertarnos de una vez y "echar el resto" en nuestras vidas.
Poner:
Finalmente este verbo es sumamente rico en sus diferentes acepciones. Por eso "me pongo las botas" cuando he comido mucho, "se ponían de largo" las jóvenes de familia bien, "me pongo tal o cual prenda de vestir" "me pongo ahora mismo a hacer algo", "me pongo triste o contento", "pongo las cosas en su sitio" "pongo interés en atender en clase" y un largo etcétera que podríamos escribir aquí. Me quedo con lo que creo que es el sustrato común del verbo que es añadir algo, bien a mi cuerpo o bien a mi ánimo.
Creo también que en nuestra vida deberíamos poner bastantes más cosas de las que solemos poner. Me gustaría más a menudo poner paz a mi alrededor, me gustaría poner ilusión cuando sólo hay desesperanza o pesimismo, me gustaría poner color cuando sólo vemos en blanco y negro, me gustaría poner la verdad sobre el tapete y me gustaría poner una sonrisa o una palabra de esperanza donde no la hay.
Por todo ello, en la película de nuestra vida, en esa película que produce, realiza y dirige nuestro Creador y cuyo protagonista principal somos cada uno de nosotros, podríamos "dar" nuestra mejor imagen y nuestra mejor interpretación, "echando" lo mejor que tenemos dentro y "poniendo" toda la carne en el asador. Seguro que así la película se podrá estrenar con éxito y hará disfrutar a todos los que la vean.