Un caso vergonzante de eugenesia negativa.
Después de lo que hemos oído de Holanda y sus avances en aspectos sociales (primer país que aprobó el matrimonio homosexual, que fue pionero en la regulación de la eutanasia y que estudia ahora extender esa "cura holandesa" a bebés recién nacidos) no nos extraña que "La concejal de Sanidad de Rótterdam defiende los abortos forzados a mujeres antillanas, deficientes mentales y drogadictas". Según un titular de prensa de los últimos días.
Según la concejal, sólo queda pensar en soluciones más radicales: los hijos de determinadas madres corren "un riesgo inaceptable" de crecer sin amor y rodeados de "violencia, negligencia, malos tratos y abuso sexual". Las excepciones, "y hay algunas, pueden ser contadas con los dedos de la mano". Deben ser los servicios sociales, "que pueden ver en un 95 o incluso 100% de los casos si el niño concebido tiene la oportunidad de crecer con amor", quienes remitan a los tribunales la información necesaria para que estos decidan obligar a la madre a abortar.
Los colectivos señalados son las deficientes mentales, drogadictas y, especialmente, las mujeres procedentes de las Antillas. Sin duda se trata de un caso vergonzante de eugenesia negativa. Esto nos lleva a sospechar que, teniendo en cuenta la carrera en la que han entrado, nuestros dirigentes pronto nos harán propuestas similares. ¡Que poco se diferencia de lo que practicaban algunos regímenes en los años 40 del pasado siglo!