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Amor sin palabras

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Una sonrisa cuajada en el dolor y que sigue enseñando que el amor no son sólo sentimientos. Significa algo más profundo.

Hace medio año, un conocido cine tenía un póster de Juan Pablo II. ¿No es esto simpático? ¿Qué hace una foto del Papa en un cine?

Al inicio, este hecho causó una simple curiosidad. Pero luego, a muchos les invadieron los recuerdos sobre Juan Pablo II. El Papa había dejado este mundo unos meses atrás, y con él un sinnúmero de experiencias que transformaron las vidas de muchos. Especialmente las de millones de jóvenes.

Lolek, como llamaban al Papa sus amigos, tuvo uno de sus primeros encuentros internacionales con jóvenes en 1979 en Nueva York. Los chicos le recibieron coreando la frase: «John Paul II, We love you». El Papa sólo fijaba su mirada en ellos y contestaba a sus porras con una sonrisa de niño travieso.

Después de cierto tiempo, el público guardó silencio y Juan Pablo II se acercó al micrófono. Parecía que iba a comenzar su discurso pero, para sorpresa de todos, sólo emitió una especie de ruido: ¡uh!, ¡uh!, ¡uh!, imitando las porras de los chicos. Los aplausos y los gritos estallaron en el lugar y el Papa conversó con sus muchachos de esa forma por más de 25 minutos. Para Juan Pablo II el amor no necesitaba palabras.

Al «joven de 83 años», como él mismo se definió en su última visita a España, no le importaba viajar por todo el mundo y pasar verdaderas peripecias para encontrarse con sus ovejas. Un anciano que en los últimos años de su vida apenas podía hablar, armaba un verdadero torbellino entre los jóvenes. Las Jornadas Mundiales de la Juventud fueron las mejores muestras de ello.

¡Cómo olvidar el espectáculo de tantos hombres y mujeres bañados en lágrimas ante su sola presencia! Los chicos entendían muy bien su mensaje, aunque de la boca del Papa no saliera ninguna frase. A fin de cuentas, el amor no necesita de palabras.

El 2 de abril del año pasado la vida de Juan Pablo II se extinguía lentamente, como una candela a punto de consumirse. El mundo miraba atónito. En la televisión el «Papa Polaco» y el gran legado que dejaba a la humanidad era uno de los temas más comentados. Por la mañana de ese día, Juan Pablo II se encontraba cubierto de tubos que le mantenían con vida y muy consciente de lo que pasaba.

Su secretario personal se acercó y le comentó al oído: «muchos jóvenes han venido a verle y pasaron todo la noche rezando por usted». El Papa alcanzó a pronunciar unas palabras para ellos: «Yo los he buscado y ahora ustedes vienen a mí. Muchas gracias».

En agosto pasado, en plena Jornada Mundial de la Juventud, había una foto monumental de Juan Pablo II en frente de la catedral de Colonia. Esta imagen fue hecha con miles de fotografías de jóvenes de todo el mundo. En ella, el Papa sonreía a los jóvenes. Una sonrisa cuajada en el dolor y que sigue enseñando que el amor no son sólo sentimientos. Significa algo más profundo. El amor es la donación total de uno mismo a quienes ama, hasta el último instante de su vida.