En casi todos los medios, para bien o para mal, el tema juvenil ocupa la mayor parte de su contenido. Muy poco se habla o escribe de los mayores.
En casi todos los medios, para bien o para mal, el tema juvenil ocupa la mayor parte de su contenido. Muy poco se habla o escribe de los mayores. En general, se pasa de ellos o se les margina olímpicamente. No son noticia.
Quizás, la cuestión radica en que nadie se fija ya en ellos o se piensa que no tienen nada que aportar a esta sociedad, donde lo que prima o se valora es la eficacia, la fuerza, el sexo, la belleza, o el triunfar en lo que sea. No es justo.
Quienes pasan por la vida con ojos limpios y bien abiertos, descubren, en todas partes, personas mayores- solas o casadas- que, sin pretenderlo, dan un ejemplo admirable y una imagen estupenda, de cómo hay que entender la vida, al paso de los años.
Llama la atención, por ejemplo, una cosa tan sencilla como el ver paseando y cogidos de la mano, vayan a donde vayan, a matrimonios mayores, que siguen compartiendo todo lo que tienen, “lo bueno y lo malo; la salud y la enfermedad, hasta que la muerte los separe”.Merecerían hoy más que nunca un justo homenaje.
Buen ejemplo a imitar por tantos matrimonios jóvenes, que juraron “un amor eterno” y ante las primeras dificultades…; cada uno por su lado y si te he visto no me acuerdo.