Documento elaborado por profesores de las Áreas de Salud Pública, Ginecobstetricia y Pediatría, y del Departamento de Bioética de la Facultad de Medicina de la Universidad de La Sabana.
Desde la medicina basada en la evidencia, despenalizar el aborto sería un desacierto muy difícil de rectificar
En el relativamente vecino país de Colombia, el pasado 17 de Febrero, 29 miembros de la Academia Nacional de Medicina enviaron, a solicitud de la Corte Constitucional, un “concepto” (entiéndase estudio) sobre el aborto, con el fin de ilustrar el debate relativo a la despenalización del mismo. Posteriormente, un grupo de profesores de Medicina de la Universidad de La Sabana solicitó por medio de un escrito a la Academia Nacional de Medicina, replantear el estudio enviado a la Corte Constitucional. Su objetivo era —según sus propias palabras— aportar a la reflexión sobre la perspectiva del parecer emitido por la Academia y sobre su rigor científico y responsabilidad con la sociedad.
El escrito de réplica comienza por denunciar que el estudio fue hecho sin considerar siquiera la posibilidad de que los niños abortados sean seres humanos y, por tanto, poseedores de todos los derechos humanos, comenzando por el derecho a la vida y a la atención médica. El escrito denuncia también una gran ignorancia y una gran negligencia en el estudio del impacto del aborto sobre la población. Es necesario, dicen, hacer investigaciones médicas rigurosas y sin los graves inconvenientes de la precipitación.
A continuación, el escrito contesta, con base en estudios y cálculos fidedignos, algunas preguntas que plantean los partidarios del aborto, como son:
Si las tasas de mortalidad son más elevadas en un parto que en un aborto despenalizado (me pregunto si alguna vez alguien se creyó esa leyenda).
Si el aborto (clandestino o “seguro”) causa trastornos en la salud de la mujer.
Qué tan factible es controlar el aborto, para que sólo se aplique en lo que algunos denominan “excepciones” o “circunstancias muy infrecuentes que hacen recomendable la interrupción del embarazo”?
Si el número de abortos disminuye si se despenaliza esa práctica (otra leyenda irrisoria).
Si se puede considerar que el aborto clandestino es un problema de salud pública.
El documento muestra —basado en datos fidedignos, como ya dijimos—, por ejemplo, que en sociedades en similitud de circunstancias, los países que han despenalizado el aborto muestran mayores tasas de mortalidad materna que los países en que es ilegal o más restringido. Países como Portugal, Kuwait o Irlanda, que tienen prohibido el aborto, tienen el mismo índice que países más desarrollados como Italia, y un índice mejor que otros países desarrollados como Canadá, Finlandia o Alemania.
Nos hablan también de peligros para la salud causados por el aborto, tales como desgarros cervicales, perforación uterina, sangrado y persistencia de restos del embrión dentro del útero, como complicaciones inmediatas en abortos en el primer trimestre. Como consecuencias tardías, riesgo de pérdida del hijo en el siguiente embarazo, placenta previa y parto prematuro con posible aborto espontáneo, y parto gravemente prematuro. Y están también los riesgos del omnipresente daño psicológico como la depresión, autolesión o síndrome de estrés generalizado.
Aunque muchos hablan de limitar la despenalización a casos infrecuentes que hacen “recomendable” el aborto, en la realidad dicha situación se convierte en una burla por la que se autoriza cualquier aborto en cualquier momento. En España donde el aborto fue despenalizado hace 20 años, por los motivos que aduce la Academia Nacional de Medicina, en el año 2003 la distribución por causas de aborto fue: 2.83% riesgo fetal, 0.26% varios motivos, 0.02% violación y 96.89% salud materna,
Y en cuanto a si el aborto es en realidad un problema de salud pública, el escrito nos informa que en Colombia se practican aproximadamente como máximo unos 40,000 abortos inducidos al año, cifra bastante inferior a las que se están repitiendo con frecuencia en nuestro medio (300,000 o 400,000 abortos inducidos). También se sabe que las defunciones maternas por aborto en promedio para los años 2000 a 2003, están muy por debajo de las defunciones por enfermedad en estos mismos años, representando solamente el 0,07%. El aborto, entonces, representa tan sólo en promedio el 8,4% de las muertes maternas en este país durante los años 2001-2003, cifra que va en descenso y que además resulta poco significativa para que el aborto sea considerado como un “problema de salud pública”.
Termina el escrito con 12 conclusiones bien fundamentadas de las que podríamos sacar algunos puntos relevantes.
El estudio de la Academia Nacional de Medicina fue hecho en forma precipitada y subjetiva, y sin tomar en cuenta los avances de la investigación científica más reciente sobre el tema.
De los tres casos que se manejan como justificante para el aborto (salud de la madre, malformación en el niño o violación), en las dos primeras es inaceptable buscar un bien provocando un mal. En la tercerea (violación) sería posible que la sociedad ayudara a la mujer en lugar de condenar al inocente y añadir al trauma de la violación el trauma del aborto.
El estudio de la Asociación dice basarse en medidas que han aceptado muchos países, pero no menciona los resultados que esas medidas han dado en esos países, ni el hecho de que algunos de ellos, después de haber cometido el desacierto de legalizar el aborto, ahora vienen de regreso.
No existe ninguna prueba científica de que la despenalización del aborto contribuya a la disminución de la mortalidad materna.
Pese a la conocida afición de la ONU por el aborto, del informe “World Mortality Report: 2005” de la ONU se deduce que, desde la perspectiva de la salud pública, lo más acertado para evitar el aborto en un país es mantenerlo penalizado.
No existen datos para demostrar que el aborto clandestino sea un problema de salud en Colombia y mucho menos que la legalización del aborto lo pueda solucionar, antes bien, todo parece indicar que la despenalización del aborto, sólo contribuiría a aumentar el problema.
Quisiera terminar con una observación: Eso que la Academia Nacional de Medicina ha hecho en Colombia, es enormemente parecido a lo que han venido haciendo todos los promotores del aborto en todo el mundo: deducciones amañadas, información falsa, conclusiones precipitadas… y lo que está sucediendo en Colombia se parece enormemente a lo que está sucediendo en todo el vecindario, incluyendo México.