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La BBC y el prejuicio anticristiano

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Cada día la agresión al cristianismo es más explícita. Ante este tipo de programas y medios debemos responder con sentido crítico. No podemos caer en el prejuicio de creernos todo lo que aparece en televisión.

 

En octubre de 2006 el Daily Mirror publicó un artículo de Simon Walters donde se aseguraba, teniendo como base declaraciones de Jeff Randall, ex redactor de la BBC, que los ejecutivos de la cadena están dominados por prejuicios anti cristianos. Aquel artículo hubiese quedado en lo meramente anecdótico y perdido su valor de no ser por las constataciones que se han venido evidenciando.

Hace 11 años la BBC produjo un documental sobre el hallazgo de una supuesta tumba de Jesús. El argumento, que carecía de todo valor científico, fue retomado en la cuaresma de 2007 por James Cameron y The Discovery Channel, canal íntimamente ligado a la cadena pública británica. En 2004 la misma BBC produjo la serie de dibujos animados “Popetown” en los que se ridiculizaba la figura del pontífice, la curia romana y la Iglesia católica. Aunque la presión de los obispos católicos de Inglaterra y Gales logró que se suspendiese la decisión de transmitir los dibujos animados, la cadena ha vendido y colocado recientemente la serie en Alemania y Latinoamérica a través de la MTV quien se ha hecho con los derechos de retransmisión.

Pero no hace falta remontarse muy al pasado cuando en el último año hemos visto desfilar una serie de producciones que evidencian su tendencia. Tras el 12 de septiembre de 2006, día de la lectura de la lección magistral del Papa en la universidad de Ratisbona, los medios de comunicación mundial apenas si dedicaron algún comentario al discurso. El jueves 14 la BBC fue la primera cadena en difundir un informe en árabe, turco, parsi, urdu y malayo con el título “El discurso del Papa excita la ira musulmana”. En ese informe se aseguraba que en Cachemira la policía había secuestrado ejemplares de diarios que cubrían la noticia para evitar tensiones cuando la policía de aquel lugar ni siquiera se había movido porque los diarios no había reportado nada. Fue a partir de esa información adulterada de la BBC que grupos musulmanes comenzaron, sin conocer el contenido, a satanizar el discurso de Benedicto XVI y a hacer declaraciones negativas en torno a él.
 
La misma tarde del jueves 14 la cadena difunde un contenido titulado: “La ira musulmana crece por el discurso del Papa” haciendo eco de declaraciones de grupos tan radicales como los hermanos musulmanes. A partir de ese momento, diarios como The Guardian y The New York Times comienzan a producir artículos con comentarios afines en sus ediciones impresas y electrónicas del día 16 de septiembre y subsiguientes.

Pero no todo ha quedado ahí. No satisfecha con las graves consecuencias de una tergiversación de la información respecto al contenido del discurso del Papa, el primero de octubre de 2006 la BBC pone en el aire “Sex crimen and the Vatican”, un programa de 39 minutos lleno de delicados errores claramente calumniantes que denotan claramente su mala intensión en el afán del desprestigio del Papa y la Iglesia católica en general. Mal utilizando documentos de la Iglesia (“Crimen sollicitationis” y la carta “Ad exequenda”), sirviéndose de viejos filmes, entrevistas no datadas y aprovechándose de la fácil y falsaria fórmula mediática de la denuncia de crímenes y abusos sexuales, el programa adultera, deforma e interpreta a su antojo la información.

Uno de los más penosos errores es afirmar que Joseph Ratzinger, hoy Benedicto XVI, fue el autor de “Crimen sollicitationis”, documento aparecido en 1962 y preparado por la entonces congregación para el santo oficio, hoy congregación para la doctrina de la fe, y que en el fondo no está relacionado con abusos sexuales  de niños sino con el errado uso del confesionario. Así, el programa mal informa sobre el autor (Joseph Ratzinger por entonces ni siquiera vivía en Roma ni mucho menos era prefecto) y el contenido.

Fue en el mismo octubre de 2006 que el cardenal Murphy-O´Connor, arzobispo de Westminster y presidente de la conferencia episcopal  de Inglaterra y Gales, envío una carta al director general de la BBC, Mark Thompson, en la que expresaba “su enorme disgusto y la alarma de la comunidad católica” ante esa producción. Como decía el mismo cardenal, el programa “inflige un grave daño al Papa Benedicto, guía de millones de católicos en todo el mundo. Es sobre todo claro para mí que el objetivo principal del programa es buscar relacionar al Papa con el ocultamiento de abusos de niños. Esto es malicioso y no responde a la verdad y está basado sobre una falsa presentación de los documentos de la Iglesia. No llego a entender porque ninguno de vuestra empresa haya intentado contactar con la Iglesia católica en este país para asistirles en la búsqueda de información segura sobre estas cuestiones”.

Cada día la agresión al cristianismo es más explícita y porrácea. Ante este tipo de programas y medios de comunicación debemos responder con un adecuado sentido crítico que hurgue en las razones que les llevan a exponer este tipo de producciones con una intensión explícitamente dolosa. No podemos caer en el prejuicio de creernos todo lo que aparece en televisión sólo por le hecho de que ahí salga ni podemos permanecer inmutables cuando en base a podredumbre como la que se ofrece muchos otros quedan influenciados.

Es justo y necesario preguntarnos si a un canal de televisión como éste, tendencioso en algunas de sus informaciones respecto a un grupo concreto, se le puede acreditar como imparcial y abierto a la misión de todo medio de comunicación: transmitir y hablar con la verdad. Después de todo y como declaró monseñor Vincent Nichols, arzobispo de Birmingham y presidente de la oficina católica de protección a los niños y adultos vulnerables: “la BBC debería avergonzarse del estándar de periodismo utilizado para crear este ataque injustificado al Papa Benedicto XVI”, algo que bien se puede aplicar a cuantas producciones han venido apareciendo respecto a la Iglesia católica, como hemos repasado.

Qué bien a cuento vienen aquel texto de Guardini: “Es trágico ver que el mundo, desgarrado por el odio, se une por unos breves instantes contra Jesús”. Lo bueno es que aún hay medios de comunicación dispuesto a informar con amor a su misión, a favor del hombre y la sociedad y no para ganar exclusivas a costas de mentiras, odios y prejuicios.