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¿Cómo es la vida de un papá?

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Me encanta vivir en familia, me siento a gusto,  y lo disfruto plenamente. Hay momentos tan jocosos y divertidos, que se vuelven inolvidables.

 


Soy papá tiempo completo.
 
Como diría un amigo mío: "Ser papá es mi oficio".
 
Claro, soy un papá lleno de inquietudes y defectos. Un papá que no siempre tiene la respuesta apropiada ni las palabras necesarias.  Un papá que a veces sufre pensando en los problemas cotidianos.
 
Honestamente, me gustaría ser mejor de lo que he sido.  Hago lo que puedo.   Y les amo todo lo que puedo.
 
La vida de un papá es una vida feliz y es una vida difícil. 
 
No hay tiempo para aburrirse y queda menos para pensar en nosotros.
 
Llego a casa al medio día y el pequeño, Luis Felipe, de  2 años, empieza a gritar ilusionado:
—¡Papaaaá! ¡Papaaaá!
  Y corre hacia mí para abrazarme con una  hermosa sonrisa, saltando de alegría.
 
Es una emoción que no se puede describir. Una sola palabra definiría este encuentro: “ternura”.
 
He aprendido que el tiempo pasa demasiado rápido. Mis otros hijos: Claudio Guillermo y Ana Belén, están en la Universidad.  José Miguel aún en el colegio.
 
Muchos podrían quejarse, que se les ha ido el tiempo y la  vida, pero mi esposa  y yo, estamos agradecidos.  Hemos disfrutado y seguimos disfrutando, cada instante, cada actividad, cada salida.
 
No creas que todo ha sido fácil. Aún no lo es.  Pero tengo un secreto, que tal vez te sea de utilidad.  He aprendido a confiar en nuestro Padre Celestial.  Cada vez que tengo una necesidad grande, un problema más allá de mi capacidad, él ha salido al rescate.
 
Guardo cientos de anécdotas simpáticas con el buen Dios. Vivencias cotidianas en las que se ha hecho sentir. Y con tanta claridad me ha dicho: “No temas. Aquí estoy”, que me devuelve la Paz interior, la alegría, el sentido de la vida.
 
Me encanta vivir en familia, me siento a gusto,  y lo disfruto plenamente. Hay momentos tan jocosos y divertidos, que se vuelven inolvidables.
 
Una vez, cuando José Miguel estaba pequeño,  lo llevaba al colegio en mi auto. Ese día iba muy pensativo.  Lo miraba por el retrovisor y le veía tan callado. De pronto, rompió el silencio y preguntó preocupado:
—  Papá…. cuando yo sea grande, ¿también voy a ser calvo?
— No mi rey — le respondí —, papá no es calvo. Lo que pasa es que mamá me corta el pelo muy bajito.
—Ahhh—, suspiro aliviado.  Y volvió a sonreír.