Parece que, desgraciadamente, hemos olvidado que una persona educada es fruto de un esforzado trabajo.
Mª Helena Vales-Villamartin Navarro (España)
Parece que, desgraciadamente, hemos olvidado que una persona educada es fruto de un esforzado trabajo. Es el fruto de un esforzado trabajo por parte del propio estudiante, de las familias, de los centros de enseñanza, de los profesores. Es algo demasiado serio para dejarlo en manos de cualquier Administración, del nivel o del color político que sea.
El fruto del esfuerzo ante el trabajo, el trabajo bien hecho, produce un gozo incomparable con cualquier posesión material o con cualquier placer corporal de tipo hedonista. Es por ello que lo mejor que podemos transmitir a las nuevas generaciones es en espíritu de trabajo y de superación. Esto se ha de conseguir en los años de infancia y juventud.
Si se promete el placer a bajo precio, "aprender inglés en una semana y sin esfuerzo", mantener relaciones sexuales a cualquier edad por obtener placer y sin responsabilidad, se está proporcionando otra cosa distinta del rendimiento educativo y, a la postre, se está engañando. Es por ello que como profesional de la educación pienso que un profesor no debe prestarse a tal farsa ni se le debe obligar a que la secunde.
Es preciso que se establezca una cultura de centro que delimite un buen concepto de disciplina y el cultivo de un ambiente de estímulo y esfuerzo con realidades, pensando en cómo potenciar estos valores en los alumnos tan vitales para su vida. Esta es una de las tascas que los profesores tienen que trabajar en los días anteriores al comienzo de los alumnos. La LOE, desgraciadamente, no piensa como yo, pero los profesionales hemos de estar por encima.