La Riqueza al encontrarse en un momento de soledad y aburrimiento y sin nada que hacer decidió organizar una fiesta, después quizo cancelar la fiesta pero se le olvidó decirle a la Esperanza.
En cierta ocasión, la Riqueza al encontrarse en un momento de soledad y aburrimiento y sin nada que hacer, decidió organizar una fiesta. Después de todo, ella pasaba gran parte de su tiempo trabajando en sus múltiples negocios – como bien decía ella; “el tiempo es oro”- y era justo tener un momento de distracción. Y que mejor forma de hacerlo que en compañía de sus amigas mas cercanas. Obviamente no sería una reunión modesta, no, tenia que ser elegante, digna de su categoría y de las de sus amigos. Así, llamo por teléfono y apartó el restauran más caro y fastuoso de la ciudad y lo reservo únicamente para su reunión. Pidió que pusieran grandes arreglos florales en las mesas, además de velas aromáticas en candeleros de oro – por supuesto, su color favorito – para sentirse en más cómoda. Una vez que quedó satisfecha con la decoración y una vez que todo estuvo listo, pensó que era el momento de comunicarle la buena nueva a sus amistades.
Empezó por invitar a su círculo más cercano de amigas. De esta manera llamó a la Soberbia, a la Avaricia y a la Prepotencia, quienes inmediatamente aceptaron gustosas. En realidad, ellas y la Riqueza no tenían nada nuevo de que platicar, ya que casi siempre andaban juntas pero ¿Cómo iban a rechazar una invitación para estar en un lugar tan elegante, rodeadas de lujos y lo mejor de todo, sin pagar un centavo? Eso no era posible.
Posteriormente la Riqueza llamó a otros viejos conocidos, entre ellos el Egoísmo, la Presunción y el Servilismo, ya que después de todo, ellos también llevaban una relación cercana.
Hasta aquí todo iba bien, pero como en la mayoría de las ocasiones sucede, alguien hablo de más y terminó por llegar la noticia a los oídos de la Indiscreción, quien ni tarda ni perezosa se apresuró a contar a todos sus conocidos de lo que se había enterado. En un santiamén la invitación llego a la Tolerancia, quien a su vez invitó al Respeto por considerarle un buen amigo. Este a su vez, invitó a la Paciencia, esta última a la Comprensión y así, después de un rato hasta la Felicidad y el Amor formaban parte ya de la lista de invitados. Cuando la Riqueza se enteró de todo, montó en cólera.
En realidad no le molestaba que fueran muchos los que iban a ir a su fiesta, ya que sí bien, el precio de la reunión se iba a elevar bastante, el dinero no era el problema. De hecho, si se miraba fríamente, era una oportunidad para demostrar ante todos lo que ella poseía. Pero había algo mas, ya que lo que en realidad le molestaba, era el hecho de tener que soportar la presencia de aquellos sentimientos, que se decían eran los más importantes. Imagínense, tener que estar cerca de la Felicidad y el Amor, que eran de las pocas cosas que ella no podía comprar, al menos no totalmente. Con el solo pensarlo, un escalofrió recorrió su espalda y como no estaba dispuesta a permitir que algo así le arruinara la velada decidió elaborar una estrategia. Finalmente, ella era una experta en solucionar problemas, dado que frecuentemente se le presentaban en los negocios y hasta la fecha había podido resolverlos con éxito. Se sentó en su ancho y cómodo sillón, pidió que nadie la molestara y al poco rato, ya había encontrado una solución. Si por culpa de la Indiscreción los demás se habían enterado de la fiesta, ahora ella utilizaría recursos similares para evitar que asistieran. De inmediato, llamó por teléfono al Rumor y al Chisme, que como hermanos que son, siempre andaban juntos. Una vez que llegaron, les explicó rápidamente – a esos dos, no hay que darles muchos motivos para que hagan su trabajo – su plan. La idea era que el Rumor se encargara de esparcir el comentario de que la fiesta se había cancelado de improviso, pues la Riqueza había tenido que salir a un viaje urgente de negocios – eso algo creíble- Esta idea, aunada a la eficacia de los hermanos para difundir noticias le auguraba en muy poco tiempo cumplir con éxito su plan.
Pero como no quería correr el riesgo de que por una u otra razón, la noticia de la cancelación no llegara a oídos de sus “invitados” incómodos, decidió contratar apresuradamente a otros – los primeros que encontró – para que le dieran una ayudadita al Chisme y esparcir más rápidamente la noticia. Y pronto, tal como lo predijo, los resultados no se hicieron esperar; en un par de horas, ya todos comentaban acerca de la cancelación del evento. Sucedió, sin embargo, que la prisa no es buena consejera, puesto que tanta era su apuración por deshacer la invitación que no se percato que entre sus nuevos empleados estaba la Decidía. Esta al principio empezó a trabajar con mucho entusiasmo, pero poco después – fiel a su costumbre – pospuso para después el dar el aviso. Cuando ya había perdido el tiempo descansando y holgazaneando, se dio cuneta de que sus compañeros de trabajo, – especialmente el Chisme – ya habían cumplido casi en la totalidad con su labor, sintió un poco de envidia y se apresuro a hacer al “aventón” su trabajo. Desde luego, ya no le alcanzaba el tiempo para avisarle a todos, así que elaboró una lista con los personajes que ella consideraba más importantes y les aviso primero. Después de una rápida y ardua labor, se dio cuenta de que sólo le faltaba por visitar a la Esperanza.
Pero a esas alturas, ya estaba cansada y tras un rápido análisis pensó;
-No, creo que no vale la pena avisarle de la cancelación a la Esperanza, total, en estos tiempos ya casi nadie la toma en cuenta, así que si va, nadie le va a hacer caso.-
Acto seguido, se fue a su casa, predio la tele y se puso a ver cómodamente su novela favorita.
Los días se fueron como agua entre las manos y el día tan esperado finalmente llegó. Solo que desde el primer momento el presagio no era nada bueno, pues ya era tiempo de lluvias y unas grandes nubes negras presagiaban una gran tormenta.
Sin embargo, eso no desanimó a nadie, y todas con sus mejores vestidos y trajes de fiesta acudieron a la cita. Así, una a una fueron llegando las personalidades; la Avaricia llegó primero, pues quería admirar los finos ornamentos de oro con los cuales la Riqueza había mandado adornar el salón. Posteriormente hizo su arribo la prepotencia con sus aires de grandeza y enseguida llegó la Soberbia partiendo plaza ya que portaba un vestido muy fino y elegante, el cual estaba segura sería el más bonito ya que ¿Quién tenia mejores gustos que ella? Y así, el desfile de personajes prosiguió.
Una vez que estuvieron reunidos todos, hizo su aparición la anfitriona de la fiesta, acaparando la atención general, ya que iba adornada con las más finas y caras joyas que el dinero puede comprar. Uno a uno, todos la saludaron sin dejar de decirle elogios de todo tipo – por supuesto que muchos lo hacían solo por compromiso o hipocresía – y se dio inicio a la reunión.
Afuera, mientras tanto, como lo habían anunciado las nubes, empezó a llover, en un principio fue solo una llovizna, pero pronto se convirtió en un espectacular aguacero.
Adentro por su parte, era un verdadero concierto de risas y anécdotas. Los amigos conversaban acerca de los efectos que producían en el hombre y todo lo que este hacía cuando estaba bajo sus efectos. Después de degustar los más ricos aperitivos, pasaron al plato fuerte.
Justo en ese momento, la Riqueza dio unos golpecitos con su cuchara a su fina copa de cristal cortado, propuso un brindis y dijo:
“Brindo por nosotros, amigos y amigas, pues nos hemos convertido en lo más importante en la vida del hombre. A partir de Adán, el hombre ha estado en contacto permanente con nosotros y es capaz de hacer cualquier cosa con tal de poseernos. Por ejemplo, es capaz de mentir, robar, chantajear y hasta asesinar con tal de ser rico. Obviamente no le importa nada más, ni siquiera sus semejantes, pues generalmente los lastima al tratar de alcanzar sus pretensiones y no le importa.
Es así de simple; soy tan importante para el, que hasta me ha otorgado la facultad de decidir el valor de cada persona.
Quien me tiene, vale, quien no, simplemente es rechazado, menospreciado y dejado en el olvido. Esto me divierte mucho, pues el hombre del siglo XXI que se jacta de haber alcanzado la igualdad y la equidad, que pronuncia grandes discursos en donde afirma que todos valen lo mismo y que todos tienen los mismos derechos, sabe que esto es solo una mentira que se dice a si mismo para convencerse de que es bueno y noble.
Pero nosotros sabemos que eso no es cierto, el hombre ha hecho de lado a la Nobleza y a la Bondad y me ha puesto en su lugar.
Sí, es verdad, el hombre ha llegado al grado de tenerme todo el tiempo en su cabeza, en sus pensamientos, siempre ideando la forma más fácil de conseguirme. Y eso, amigos, debo de admitirlo, es en gran parte por su ayuda. Sin ustedes no seria nada fácil lograrlo”.
“Así que brindo por nosotros, porque hemos sido, somos y seguiremos siendo la brújula que guía el comportamiento humano.”
¡Salud! – Dijo en voz alta.
¡Salud! – Contestaron todos a una sola voz y estallaron en aplausos.
Y justo en ese momento se escucho un gran estruendo y una luz muy brillante los obligo a cerrar momentáneamente los ojos. Un rayo había caído en un transformador de un poste de luz cercano ocasionando que la energía eléctrica se fuera en todo esa área.
Inmediatamente se escucharon palabras llenas de molestia y desencanto, pues se encontraban en lo mejor de la fiesta. Entonces para su fortuna, hallaron una rápida solución a ese problema, pues contaban con las velas que servían de adorno en las mesas. De inmediato las encendieron y el lugar quedo iluminado a media luz.
Solo entonces, al percibir la luz de una solitaria vela no traen la presencia de la Esperanza, que estaba sentada, sola, en una apartada mesa con vista a la calle. Había llegado tarde y sin causar mayor revuelo, se sentó lejos de la mesa principal.
¡Rayos! – Pensó la Riqueza. A ella no le avisaron de la cancelación de la fiesta y ahí estaba. Pero pasado un segundo se tranquilizó al darse cuenta que era la única y que en esa condición no le molestaba. Al contrario, pensándolo bien, era una oportunidad para divertirse burlándose de ella.
Así que llamó a la Esperanza a la mesa donde se encontraban ellos para poder verla de cerca.
La Esperanza acudió y tímidamente se sentó. Lógicamente, todos los demás, la miraban con burla ya que sus ropas humildes contrastaban visiblemente con todos la que ellos portaban.
La Riqueza con una suave y tierna voz le dijo;
– ¡Que gusto que estés aquí! – Espero que te la estés pasando muy bien a pesar de que se haya ido la luz.
La Esperanza asintió suavemente con la cabeza y dijo;
– Estoy bien, gracias, y no debemos preocuparnos…. La luz volverá pronto.
Entonces la Riqueza sin decir nada pensó;
– ¡Cómo será tonta! Es obvio que la luz no regresará al menos hasta mañana, ya que con esta tormenta es imposible que arreglen el desperfecto.
Entonces, queriendo jactarse del discurso que había pronunciado le dijo;
– ¿Qué te parece el brindis que hemos hecho hace un momento? ¿Qué opinas?
La Esperanza de una manera suave y pausada le contestó;
– Lo que dijiste es verdad, a veces así actuó el hombre.
La mirada de la Riqueza se iluminó, pues estaba gozando cada una de esas palabras.
¡Vamos! La animó, sigue, queremos escuchar tu opinión. ¿No es cierto? Dijo dirigiéndose al resto, que estaba muy pendiente de aquella conversación.
¡Claro! se escuchó a una sola voz.
Entonces la Esperanza dijo;
– Es verdad lo que dijiste, sin embargo, no estoy de acuerdo contigo.
¿Por qué no?- Exclamo la Riqueza.
La Esperanza le contestó lentamente diciendo;
– Se que el hombre desde siempre actúa así, parece que no le importara nada mas que él. Y hace toda clase de cosas con tal de poseerte. Pero el hombre es extraño y así como puede albergar esa clase de ideas en su cabeza, también es capaz de generar en su corazón los más bellos sentimientos. Desafortunadamente, el hombre tarda mucho en aprender a vivir y cuando lo hace, ya es viejo, pero es entonces cuando se da cuenta de las cosas que verdaderamente son importantes. Tal vez, sea la proximidad de la muerte o la experiencia adquirida lo que lo hace reflexionar. Pero como sea, él entiende, aunque sea al final, que lo material no es lo más importante.
Además, no es cierto que al hombre no le importen sus semejantes. A lo largo del tiempo he visto a muchos hombres, incluidos Reyes y millonarios, abandonar sus aires de prepotencia y soberbia y suplicarle a Dios por la vida de algún amigo o familiar. En ese momento serían capaces de dar toda su fortuna a cambio de la vida de un ser querido.
– Hizo una pausa y luego continuo;
Es complicado, pero así es el hombre, un ser que aunque esta formado con barro y su destino sea volver a la tierra, también tiene un soplo de divinidad corriendo por su cuerpo.
Para entonces, todos los que estaban en la mesa tenían una cara de sorpresa mayúscula.
Una vez que la Esperanza terminó de hablar, se hizo un silencio largo e incómodo. Luego, lentamente se levantó y se regresó a su mesa.
Todos la vieron irse y después, para disimular lo sorprendida que estaba con esas palabras la Riqueza dijo;
-¡No cabe duda que siempre habrá soñadores!
Entonces todos soltaron una fingida carcajada y desviaron su tema de conversación hacia asuntos más triviales.
Pero mientras escuchaba a los demás, la Riqueza decía para sus adentros;
¡De haber sabido que esto iba a ocurrir, hubiera preferido que viniera la Felicidad, aunque me moleste que de todo se ría o ya de plano el Amor, total, como es ciego no puede ver mas allá de sus narices!
Mientras tanto, allá, sentada y sola, la Esperanza veía la torrencial lluvia a través de la ventana. Estaba tranquila y serena, y a través de una mirada cristalina, llena de un fulgor extraño, que sólo aquellos que lo han visto reflejado en los ojos de otra persona pueden entender, esperaba, solo esperaba a que la luz volviera.
Existen momentos en la vida del hombre en los cuales los problemas lo rebasan y ya no tiene fuerzas para continuar. En esos momentos de profunda tristeza y desesperación, cuando se piensa que se ha perdido todo, haría bien recordar que existe algo que sólo nos pueden quitar si nosotros lo permitimos; la Esperanza.
Mucha gente ve su vida como una pesadilla y desearía que fuera eso, tan solo un sueño, porque así de un momento a otro podría despertar y ver su realidad de otra forma. Sabemos que muy a nuestro pesar eso no es posible, y por ello, solo nos queda afrontar las cosas como son. Y es aquí donde cobra importancia tener una Esperanza, ya que si la tenemos, podemos creer y si creemos seremos capaces de luchar.
Aristóteles dijo; “La Esperanza es el sueño del hombre despierto” Así que ¿Habrá algo que brinde mas aliento que esta?
La respuesta está en cada uno de nosotros.
Jorge Luís López Luna