He estado leyendo algunos comentarios contra el celibato sacerdotal en algunas revistas y desgraciadamente son algunos católicos los que optan por que no exista, que no tiene justificación y es más, abogan por que los sacerdotes se casen.
He estado leyendo algunos comentarios contra el celibato sacerdotal en algunas revistas y desgraciadamente son algunos católicos los que optan por que no exista, que no tiene justificación y es más, abogan por que los sacerdotes se casen. Algunos católicos son seglares y opinan sin saber y otros son sacerdotes pero no opinan pero tampoco objetan, es decir, son los que están a favor del matrimonio o de los que "colgaron la sotana". Ahora dentro de los que opinan no se ve claridad si es en función de procrear una familia o el deseo de una satisfacción personal.
Si algunos sacerdotes "activos" promueven que deje de ser una exigencia el celibato, quiere decir que en poca estima tienen de su vocación, la cual es un don de Dios, pues fueron seleccionados por Él de entre los hombres para ser consagrados totalmente a la obra que el Señor los llamó, o sea, la de proclamar el Evangelio, regir y santificar. Es posible que hayan olvidado que el celibato que voluntaria y alegremente aceptaron, es signo y fuente particular de fecundidad espiritual en el mundo, y que eso los une más fácilmente a Cristo con corazón indiviso, para así anunciar de modo radiante el Reino de Dios. Ahora, si los que "colgaron la sotana" son los que promueven esta idea, cabe pensar que es por justificarse, pues es lógico que aboguen por la suspensión del consejo evangélico del celibato porque en primer lugar no pudieron cumplirlo, es decir, optaron por ellos mismos y no por Dios, y en segundo lugar puede que exista una cierta frustración al ver que la mayoría siguieron fieles al llamado de Dios y ellos lo traicionaron. Pero si los que promueven la abolición del celibato son los que van a ser ordenados, sería mejor que no los ordenaran, pues quiere decir que no tienen clara su vocación o prácticamente son unos hipócritas y convenencieros, ya que no tienen el valor de afrontar y ofrendar un sacrificio, el del celibato.
Si son los laicos los que promueves la derogación de este consejo evangélico, quiere decir entonces que no saben lo que es ni el significado de un sacerdote para el católico, por lo tanto me atrevo presentar la siguiente explicación: el espacio, el tiempo, el sacerdote, el sacrificio y los utensilios son elementos con que se concretiza la religión en su relación con Dios. El ministerio propio del sacerdote es el de ser mediador entre Dios y los hombres: por un lado transmite a los hombres las cosas divinas y por otro lado ofrece a Dios las súplicas de los hombres y satisface de alguna manera a Dios por los pecados de los hombres. Un fundamento filosófico es que la primera relación con la divinidad es el sacrificio, por lo tanto podemos decir que sacerdote y sacrificio están íntimamente ligados, porque el oficio del sacerdote es el de ofrecer un sacrificio ante Dios a favor de los hombres. Entendiendo por vocación el llamado de Dios y desde el Antiguo Testamento los sacerdotes fueron escogidos por Dios de los hombres del pueblo, quienes ofrecían sacrificio de animales para purificarse y por los pecados del pueblo, ofreciendo una sangre que no era la suya, por ende, esos sacrificios no eran capaces de realizar la plenitud de una celebración de una forma total y única, o sea para siempre.
Jesucristo es el sumo sacerdote, ya que como Hijo de Dios e Hijo del hombre es el sacerdote ideal, pues como ya comenté intercede por el hombre y qué mejor intercesor que el Dios Hombre, pues como pontífice (puente), viene a unir dos orillas, Dios y el hombre, amabas unificadas en Él. Jesús no se apropió la dignidad de sacerdote sino que la recibió del Padre y que por su encarnación fue constituido sacerdote para expiar los pecados del hombre, además de que su sacrificio por estar exento de culpa es el más perfecto, pues Él mismo es la víctima y el oferente, suya es la sangre que se derramó y su sacrificio fue hecho de una vez y para siempre. Su sacrificio como sacerdote está sustentado en su obediencia al Padre, y es obediencia como hombre la logró en un estado de celibato, dejándola como ejemplo de sacerdote.
Jesús Alfonso Nieves Asúnsolo (España)