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El tren de Barack Obama

Image Quizá Obama debería reflexionar sobre el  ejemplo que dio al mundo su propia madre, esa extraordinaria joven que luchó duramente, como madre soltera, para darle educación, y sobre todo meditar en el ejemplo  dado al optar  por  la vida cuando quedó embarazada.

Como  culminación  de la  inteligente campaña  desarrollada por  Barack  Obama, se   llevó a cabo  un  ingenioso viaje por tren desde Springfield,   Illinois, hasta  Washington, en donde tomaría posesión como 44 presidente estadounidense. 

El viaje  rememoraba el realizado 138 años antes por Abraham Lincoln, para ser  juramentado, igualmente,  como presidente.

Lincoln es reconocido como el emancipador de los esclavos, al suprimir el ignominioso sistema, vigente entonces.  Obama se auto presenta  como el nuevo Lincoln, el emancipador de los oprimidos; una imagen  dibujada por su condición de mulato y que  lo  identifica con   los sufridos y los marginados  del país y del mundo. También pretende encarnar al héroe de los derechos humanos,  Martin Luther King.

En su columna  "Democracy Now en español", la periodista Any Goodman, (22-01-09) escribe sobre el viaje y cita  a Obama, quien dijo: "A los niños que escuchan el silbato del tren  y sueñan con  una vida mejor: por ellos luchamos". Una expresión dirigida, obviamente a todos los niños del  mundo, escuchen o no el silbato del tren, pues basta que pudieran soñar con una vida mejor.

¡Cuánta falsedad, astucia y cruel malicia en sus palabras! Pocos días después, el flamante presidente revirtió una ley  que impedía la asignación de  fondos a los programas promotores del aborto en los países pobres y en desarrollo.

Es la conocida Ley Ciudad de México, llamada así porque negaba fondos a los programas de aborto en ese país y en otros.  Al eliminar la ley,  el presidente Obama ponía en manos de esos programas  cientos de millones de dólares; ello, ¡en medio de la más grande crisis económica del país! Esta acción  seguía a otras sobre nombramientos de conocidos abortistas y la asignación de mayores fondos a los programas anti-vida.

Lo  más triste e irónico de estas medidas  es que los programas anti-vida se dirigen, principalmente, contra  la población negra y mestiza del propio y de otros países; algo que, al parecer, no le quita el sueño al presidente Obama.

Quizá Obama debería reflexionar sobre el  ejemplo que dio al mundo su propia madre, esa extraordinaria joven que luchó duramente, como madre soltera, para darle educación, y sobre todo meditar en el ejemplo  dado al optar  por  la vida cuando quedó embarazada.