¡Cuántas veces se intenta algo y se deja porque a la primera no funcionó! ¡Cuántas veces sucede esto en la vida de las personas…! El problema es que se quedan sumergidos.
El dramaturgo alemán Bertolt Brecht escribió un día: «Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles». Y Peter Buckley seguramente cae en este último apartado.
El 31 de octubre del 2008 llegó a ser gran noticia en el mundo del deporte. En el “Aston Villa Leisure Centre” de Birmingham, West Midlands, en el Reino Unido, Peter Buckley, a sus 39 años, luchó su última pelea. Realizaba así su competencia número 300 en el boxeo profesional. En ella establecía una nueva marca mundial: 31 – 256 – 12 (31 victorias, 256 derrotas y 12 empates). En otras palabras, ser el peor boxeador de toda la historia. ¡Menudo record! Buckely no ganaba una pelea desde el 20 de octubre de 2003; desde entonces combatió en 88 oportunidades.
En la sociedad actual de los Bolt (atleta más veloz del planeta), Phelps (nadador más rápido del orbe), Nadal (tenista número uno del mundo)… un personaje como Buckley no solamente puede pasar totalmente desapercibido, sino que caer en el más grande de los ridículos. Pero se podría repetir con Lamennais: «Cuando pienso que un hombre juzga a otro, siento un gran estremecimiento».
«Me paso todo el tiempo en el gimnasio, así que me invitan a boxear con sólo dos horas de antelación y digo que sí…», declaraba Peter. «El boxeo me ha dado muchas cosas: una casa, un coche, buenas vacaciones. Mi esposa y mi hija viven bien. Pero no boxeo por dinero. El boxeo me evitó ir a la cárcel. El boxeo me sirvió para respetar a los demás y respetarme a mí mismo». En resumen: el boxeo le dio sentido a su vida.
Todas las batallas en la vida sirven para enseñar algo, inclusive aquellas que se pierden. Y Peter ha perdido muchas batallas, pero de todas ha aprendido una lección.
Después de 1692 asaltos colgó los guantes de boxeo. Son incontables los golpes, empujones, heridas, caídas,… que habrá sufrido. Pero, «lo que ahoga a alguien no es caerse al río, sino mantenerse sumergido en él». ¡Cuántas veces se intenta algo y se deja porque a la primera no funcionó! ¡Cuántas veces sucede esto en la vida de las personas…! El problema es que se quedan sumergidos.
Se me olvidó dar un dato: Peter Buckley, en su última pelea, la número 300, ganó a su contrincante…
Por Jorge Ranninger, L.C. / http://www.buenas-noticias.org/