El domingo pasado, durante el Ángelus, el Santo Padre recordaba al ministro paquistaní asesinado el miércoles 2 de marzo y expresaba su deseo de que este sacrificio despertase en las conciencias el valor y el compromiso para tutelar la libertad religiosa de todos los hombres.
También el cardenal Jaen-Louis Tauran, presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso tuvo palabras de elogio para el ministro asesinado a quien definió como un mártir que nunca pronunció una palabra de odio contra sus enemigos:
Me conmoví profundamente leyendo el testamento espiritual que, en mi opinión, está a la altura de textos como los de los Padres de la Iglesia: ‘No tengo más miedo, dedico mi vida a Jesús. No quiero popularidad, ni posiciones de poder; sólo quiero un lugar a los pies de Jesús’. Son frases impactantes. Yo me había encontrado con él en Roma y después, más tarde, en Pakistán. La última vez que nos encontramos fue en el aeropuerto de Lahore, sobre la media noche justo antes de que yo embarcara en el vuelo hacia Roma. Cuando nos despedimos me dijo: ‘Sé que moriré asesinado, pero ofrezco mi vida como testimonio de Jesús y por el diálogo interreligioso’. Él lo sabía y ya había ofrecido su vida. Creo que es un verdadero mártir.
De hecho, los obispos de Pakistán también consideran a Bhatti como un mártir, que fue asesinado por su condición de cristiano. “De auténtico cristiano que nunca tuvo palabras de odio” porque, como subraya el cardenal Tauran, había asimilado el Evangelio de forma notable. El purpurado evidenció también la necesidad de una respuesta unánime de la comunidad internacional frente a tragedias como esta.
Por supuesto. Creo que debería haber una respuesta coral. Pero también debo decir que estoy recibiendo cartas de embajadores musulmanes que me dicen que, obviamente, esto no es el islam, sino personas que lo utilizan para llevar a cabo acciones aberrantes.
El cardenal insistió una vez más en la personalidad y el testimonio extraordinario de Shabbaz Bhatt como ayuda para los cristianos de Occidente, tan a menudo indiferentes y cansados:
Somos diminutos frente a este gran ejemplo. Un hombre de 42 años, jovencísimo, que vivía un poco como consagrado sin serlo. Quedé muy impresionado percibiendo la intensidad de su vida interior.
De hecho el testamento espiritual del ministro pakistaní, publicado en el Corriere della Sera del 3 de marzo refleja la determinación y convencimiento de alguien que desde los 13 años decidió corresponder al sacrificio de Jesús poniéndose “al servicio de los cristianos, especialmente de los pobres y los necesitados”.
Y totalmente consciente de las amenazas, las persecuciones y la posibilidad de morir, en el testamento espiritual de Shahbaz Bhatti se constata sobre todo una decidida voluntad a continuar sirviendo a Jesús “hasta el último aliento”, sin ansias de popularidad, ni posiciones de poder:
Creo que los cristianos del mundo que tendieron la mano a los musulmanes golpeados por la tragedia del terremoto en 2005 han construido puentes de solidaridad, de amor, de comprensión, de cooperación y tolerancia entre las dos religiones. Si tales esfuerzos continúan estoy convencido que conseguiremos ganar los corazones y las mentes de los extremistas. La gente no se odiará, no asesinarán en nombre de la religión sino que se amarán los unos a los otros, cultivarán la armonía, la paz y la comprensión en esta región. Creo que los necesitados, los pobres, los huérfanos, cualquiera que sea su religión deban ser considerados, sobre todo, como seres humanos.