Leemos un libro de historia. El autor ofrece, en unas breves líneas, esta consideración: “Si en vez de iniciar la guerra en primavera hubieran esperado al otoño, la victoria tal vez habría sido posible”.
Este tipo de frases se pueden aplicar a tantos y tantos hechos del pasado. ¿Qué hubiera pasado si Napoleón hubiera usado de otra manera sus cañones en la batalla de Waterloo? ¿Cuál habría sido el futuro de Europa si Hitler hubiese renunciado a lanzar la campaña contra Rusia en 1941? ¿Qué habría ocurrido en el mundo si no hubieran asesinado al archiduque Francisco Fernando de Austria en 1914?
Si miramos a hechos más cercanos, no faltará quien lance la pregunta: ¿qué habría pasado si los gobernantes hubieran actuado de otra manera antes del inicio de esta o de aquella crisis económica?
Preguntas como las anteriores tienen sentido porque nos damos cuenta de que las decisiones adoptadas podrían haber sido muy diferentes. Pero ante las mismas surgen otras preguntas. Por ejemplo: ¿es correcto acusar a un general por haber atacado de frente en vez de atacar de lado? ¿Hubieran ido mejor las cosas para un país concreto si los militares no hubiesen apoyado una sublevación contra el gobierno?
Indagar sobre la corrección (o incorrección) de una determinada decisión del pasado implica suponer que tenemos los suficientes elementos de juicio para aprobar o condenar tal decisión. Tales elementos de juicio son “nuestros”, es decir, de hombres o mujeres que estamos quizá sentados en una silla pero no en las situaciones concretas que otros vivieron con una intensidad y dramatismo que difícilmente podemos imaginar.
Por eso, cuando leemos que un general ordenó la retirada, como ocurrió en Annual (Marruecos) en julio de 1921, y luego se produjo un desastre, podemos pensar que se habrían salvado miles de vidas con otras decisiones; pero si nos encontrásemos en una situación parecida, ¿qué habríamos decidido nosotros?
Miremos ahora la otra pregunta: ¿habrían ido mejor las cosas en el pasado si las decisiones hubieran sido diferentes? Esta pregunta supone tener ideas más o menos claras sobre lo que sería mejor y lo que sería peor para aquel determinado momento del pasado.
Si volvemos de nuevo la mirada al desastre de Annual, muchos dirán que lo mejor hubiera sido no haber invadido nunca tantas zonas de lo que hoy conocemos como Marruecos. De ese modo, con menos imperialismos, se habrían salvado miles de vida, además de haber evitado una guerra de conquista absurda e injusta.
¿Es correcto pensar lo anterior? Lo cierto es que la historia humana se escribe desde decisiones concretas, muchas de las cuales desencadenan otras decisiones. Pero también se escribe desde “omisiones” (decisiones de no actuar) que también provocan daños a veces mayores de los previstos.
¿No buscaban Francia y Gran Bretaña caminos para evitar una guerra con Alemania en 1938, cuando cedieron ante algunas pretensiones excesivas de Hitler? Sus esfuerzos a favor de la paz se convirtieron en el camino para un reforzamiento de la Alemania nazi que desencadenó luego aquel terrible conflicto que conocemos como la Segunda Guerra Mundial.
¿Habría sido mejor el pasado si se hubiera actuado de otra manera? En algunos casos la respuesta parece fácil, pero en otros seríamos más honestos si nos limitásemos a describir algunos hechos y dejamos de lado suposiciones acerca de futuribles sobre los que no tenemos ideas claras.
Lo que sí podemos hacer, ahora y siempre, es reconocer ese misterio de la libertad humana. Desde ella nacen heroísmos y cobardías, ambiciones y generosidades, bondad y perfidia. Luego, cada uno puede poner los ojos y el corazón en el presente y ver qué opciones estaría llamado a adoptar para construir un mundo con menos errores y con un poco más de justicia.