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Hoy Sede vacante

Hoy se ejecutará la anunciada renuncia del Papa Benedicto XVI, a las 8 pm hora Roma, 1 pm hora centro de México.

Ha habido muchos comentarios en relación a dicha noticia: unos son negativos e hirientes; otros manifiestan perplejidad e incertidumbre; otros más han acogido con respeto y admiración esta decisión. El Papa ha sido consciente de ello, pero ha dado este paso no buscando el bien personal, sino el bien de la Iglesia, lo cual ha reiterado en la audiencia pública de ayer miércoles, su última presentación pública como Papa.

Sus palabras han sido de una teología muy honda, de confianza total en Dios que lo ha guiado diariamente para la conducción de la Iglesia, con “momentos de alegría y de luz, pero también momentos no fáciles […] Pero siempre he sabido –dice el Papa- que en aquella barca está el Señor y siempre he sabido que la barca de la Iglesia no es mía, no es nuestra, sino que es suya y no la deja hundirse; es Él quien la conduce ciertamente también a través de hombres que ha elegido, porque así lo ha querido. Esta ha sido y es una certeza que nada puede ofuscar. Y es por esto que hoy mi corazón está lleno de agradecimiento a Dios porque no ha dejado nunca que le falte a la Iglesia y también a mí su consuelo, su luz y su amor.”

A la teología profunda, el Papa une la ternura, invitándonos a continuar en el Año de la Fe, “a confiarnos como niños en los brazos de Dios –continúa diciendo el Papa-, certeros de que esos brazos nos sostienen siempre y son lo que permite caminar cada día también en la fatiga. Quisiera que cada uno se sintiese amado por aquel Dios que nos ha dado a su Hijo a nosotros y que nos ha mostrado su amor sin límites […] Sí, estamos contentos por el don de la fe, ¡es el bien más precioso, que nadie nos puede quitar!”

Además de expresar su gratitud a Dios, también el Papa la expresa a todos los miembros de la Iglesia: Cardenales, obispos, sacerdotes, consagrados, laicos. “Pero recibo también –dice el Papa- muchísimas cartas de personas sencillas que me escriben simplemente desde su corazón y me hacen sentir su afecto, que nace del estar juntos con Cristo Jesús, en la Iglesia. Estas personas no me escriben como se escribe por ejemplo a un príncipe o a un grande que no se conoce. Me escriben como hermanos y hermanas o como hijos e hijas, con el sentido de una relación familiar muy afectuosa.”

No obstante los largos años como Obispo y luego como Papa, Benedicto XVI no ha dejado sus raíces de hombre sencillo y sensible a la relación humana: “Aquí se puede tocar con la mano qué cosa es la Iglesia: […] un cuerpo vivo, una comunión de hermanos y hermanas en el Cuerpo de Jesucristo, que nos une a todos. Experimentar la Iglesia de este modo y poder casi tocar con las manos la fuerza de su verdad y de su amor es motivo de alegría, en un tiempo en el que tantos hablan de su declive.”

Pero el Papa nos sorprende subrayando que no se retira a la vida privada. El Papa –dice- “no se pertenece más a sí mismo, pertenece a todos y todos pertenecen a él… no se puede volver más a lo privado… sino que quedo de modo nuevo ante el Señor crucificado… Seguiré acompañando el camino de la Iglesia con la oración y la reflexión, con aquella dedicación al Señor y a su Esposa que he buscado vivir hasta ahora cada día y que quiero vivir siempre.”

De modo que Benedicto XVI no se recluye, sino que seguirá en el corazón de la Iglesia. Nos pertenece a todos y todos le pertenecemos a él.

Vendrá el cónclave y el Papa nos invita a orar por los Cardenales que elegirán al nuevo Sucesor de san Pedro. También nos invita a orar por la Iglesia, con la “alegre certeza de que el Señor está a nuestro lado, no nos abandona, es cercano y nos rodea con su amor.”

+ Rodrigo Aguilar Martínez
Obispo de Tehuacán