El Tiempo de Cuaresma nos ha ido acercando al Triduo Pascual, que son los tres días de Viernes Santo, Sábado Santo y Domingo de Resurrección, con la introducción de los Oficios del Jueves Santo en la tarde.
Las obras de penitencia durante la Cuaresma –oración, ayuno y limosna-, nos han dispuesto para los Días más importantes de nuestra fe en Cristo Jesús. En el Triduo Pascual celebramos el mayor testimonio de amor de Jesucristo, que da la vida en la cruz por nosotros.
Contemplemos este hecho central de nuestra fe con devoción y gratitud.
Así lo expresa san Pablo: “El lenguaje de la cruz resulta una locura para los que se pierden; pero para los que se salvan, para nosotros, es poder de Dios. Ya lo dijo la Escritura: destruiré la sabiduría de los sabios y haré fracasar la pericia de los instruidos…Nosotros proclamamos a un Mesías crucificado: para los judíos ¡qué escándalo! Y para los griegos ¡qué locura! Pero para los que Dios ha llamado, judíos o griegos, este Mesías es fuerza de Dios y sabiduría de Dios.” (1Cor 1,18-19.23-24).
Humanamente hablando, la muerte de Cristo en la cruz es su mayor derrota; sin embargo así estaba previsto por Dios Padre y así lo asumió plenamente Cristo. Dios nos conceda entrar en esta misteriosa fuerza y sabiduría de Dios.
Pero al celebrar a Cristo que muere en la cruz, no termina ahí todo, ya que resucita al tercer día. Cristo muere para resucitar. Resucita habiendo pasado por la muerte.
Esta es nuestra fe en Cristo crucificado: morir con Él para vivir con Él. Morir al pecado para entrar en la vida nueva de gracia y virtud por su resurrección.
La confesión de nuestros pecados, con dolor y arrepentimiento de haberlos cometido, nos hace morir a ellos. Así entramos en la delicia del perdón –borrón y cuenta nueva-, del amor que nos salva.
Tan importante es celebrar el Triduo Pascual –la muerte y resurrección de Jesús- que este gozo supremo lo prolongaremos durante los cincuenta días de la Pascua.
Nos toca involucrar a otros más –familiares, amigos, conocidos- en esta fuerza y sabiduría de Dios.
Felices Pascuas de muerte-resurrección de Cristo Jesús.
A 17 de abril de 2014
+ Rodrigo Aguilar Martínez
Obispo de Tehuacán