Se acerca el día del padre, que yo relaciono inmediatamente con el día de la madre, porque no pueden existir, no deberían existir el uno sin el otro. El día y la persona. No puede existir la celebración del día de la madre sin que se celebre también el día del padre. No puede existir la maternidad, con todo su valioso significado, sin dejar de estar unida a la paternidad.
Felicidades y gracias, papás, por dar su vida y ayudar a crecer en todos sentidos la vida de sus hijos, especialmente si colaboran unidos papá y mamá.
Ahora bien, la responsabilidad paterna no consiste solamente en llevar a la casa lo material para el gasto necesario. Se requiere mucho más: llevar también cariño, tiempo para escuchar y amar, dedicación amable y serena a cada persona en la familia.
Dios que es Padre bueno los siga sosteniendo en la misión de paternidad que les encomienda. Al estilo de Dios Padre, amen gratuitamente y con fecundidad, con pasión y con misericordia.
Sepan pedir perdón cuando es necesario. Con ello no pierden autoridad, ganan en humanidad y en proximidad, creando cercanía y confianza.
Más allá de la propia familia, sean también padres de muchos niños y jóvenes que crecen rebeldes por haber sido rechazados y abandonados. Entreguen una paternidad de brazos amplios y corazón grande para amar.
Rodrigo Aguilar Martínez
Obispo de Tehuacán