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Oribe Peralta, el cotizado goleador que no temió hablar de Dios en el mundial Brasil 2014

Corría el minuto 61, y en medio de una torrencial lluvia en el estadio Arena das Dunas de Brasil, México jugaba su primer partido del mundial 2014. En frente tenía a un rival poderoso de África, Camerún y con dos goles anulados, las polémicas por el arbitraje encendían las redes sociales. En la cancha el Tri (apodo de los seleccionados mexicanos) se jugaba la vida en cada balón, y el centro delantero Oribe Peralta no se rendía. Los intentos tuvieron éxito y el guardameta camerunés no pudo contener el remate de Oribe, apodado el “Hermoso”.

Con esta jugada el delantero selló la victoria mexicana y sin pretenderlo, volvió a vestir la capa de héroe en un partido internacional. Anteriormente había anotado cinco goles contra Nueva Zelanda en la repesca para clasificar a Brasil 2014 y marcó los dos goles con que México obtuvo la medalla de oro contra Brasil, en los juegos olímpicos de Londres 2012.

“Me tocó meterla pero es trabajo de todos”, expresaría ante los medios al finalizar el partido esa tarde del 12 de junio y bajando la mirada agregó la frase que sella este artículo: “Estoy muy emocionado, Dios te da lo que te mereces en el momento indicado”.

Fútbol y oración desde la cuna

Las palabras que expresa Oribe surgen de experiencias vividas desde pequeño, según se narra en la revista católica El Observador. Las calles del barrio La Partida, en Torreón (México), fueron testigos del talento futbolístico que lo llevaron hasta lo más alto del futbol mexicano. Pero también de su vida de fe que hoy, con treinta años el “Hermoso” transmite a sus dos hijos.

“Creo que siempre Dios tiene un plan para todos y me ha bendecido mucho cuando lo he necesitado y Él siempre ha estado ahí. Cada cosa que veo, cada cosa que hago, cada acción que hay, siempre veo la mano de Dios en todo. Soy muy creyente, y sin Dios no habría nada”, señalaba al referido magazine.

«Espera, el momento va a llegar»

Oribe luchó con tesón para conseguir un puesto titular en distintos equipos mexicanos, para finalmente encontrar asiento en el Santos Laguna, para quienes ha marcado más de un centenar de goles en tres años. , antecedentes que le valieron este año para ser presentado como el flamante refuerzo del Club América y ser el jugador mexicano mejor pagado de la historia. Pero no se queda con el éxito. ¿Cuál ha sido la clave en todo esto?, “Dios, así de fácil… así ha sido siempre. He pasado momentos muy difíciles, pero siempre ha estado y siempre me ha dicho «espera, el momento va a llegar» y así es… estoy muy agradecido por eso. Los tiempos de Él son perfectos, entonces, siempre estoy agradeciendo y convencido de que todas las cosas pasan para mi bien”.

Todo el día con Dios

Devoto declarado de San Judas Tadeo, guarda en su memoria las plegarias a Dios que su familia le heredó para rogar la intercesión del patrono de las “causas difíciles” cuya fiesta celebra todos los 28 de octubre. Devoción por la oración que ha transmitido a sus hijos, cuando sale el sol y hasta el ocaso. “Agradezco a Dios por darme un día más, llevo a mis hijos a la escuela, vamos juntos, y luego, antes de entrenar me persigno… hago un rito para que todo vaya bien a lo largo del día. Ya, al llegar a casa oramos otra vez y damos gracias por lo que nos pasó en el día, a mi esposa y a mis hijos. Estamos agradeciendo por lo que nos pasó ese día y pidiéndole que siempre esté con nosotros”.

Sobre el exitismo y la vertiginosa competencia que se da entre los jugadores de futbol, Oribe alerta a los más jóvenes. “A mi parecer les hace falta mucho tiempo con Dios, pensar en acercarse más a Él. Antes, a nosotros nos educaban afirmando que Dios nos estaba viendo y ahora ya no les importa, hasta incluso se burlan. Pero estoy seguro, que si le enseñas a tu hijo a creer y a tener fe en Dios, no creo que le vaya a ir mal en la vida, aunque se vaya a dedicar a otras cosas”.

Antes de disputar el mundial, Oribe ya tenía certeza de cómo debía prepararse, pidiendo protección a Dios “para todos los partidos que faltaban y cumplir ese sueño que he tenido toda la vida: el poder jugar el mundial. Solo agradecerle por darme esa oportunidad y dedicarme al máximo para representar bien al país”. Cuando le preguntan si México llegará lejos responde: “Si, con Dios podemos llegar muy lejos”.

El Observador / Portaluz

Publicado en www.portaluz.org