San Lorenzo de Almagro alcanzó la cima de América. Logró coronarse campeón de la Copa Libertadores con una increíble escalada a la gloria. Hace dos años su realidad era totalmente distinta. Ocupaba los últimos puestos del torneo de primera división de la Argentina y estuvo a punto de perder la categoría. Sus aficionados sufrían, incluido el entonces arzobispo de Buenos Aires. Pero las cosas cambiaron radicalmente de un momento a otro, desde que Jorge Mario Bergoglio fue elegido Papa.
La gran noche de San Lorenzo se consumó el martes, en su estadio de la capital argentina, el “Nuevo Gasómetro”. El gol de penal convertido por Néstor Ortigoza le alcanzó a su equipo para imponerse ante el Nacional de Paraguay por el mínimo resultado de 1 a 0. Y para desatar la emoción de todos sus seguidores, incluido el pontífice.
“Avisado de la victoria, desde Corea, como hincha y socio feliz, Francisco, el ‘Gran Cuervo blanco’, envía un ‘ciclón’ de saludos a ‘su familia azulgrana’, invitando a transformar la merecida Copa Libertadores en la copa de la solidaridad”, comentó el ceremoniero papal argentino, Guillermo Karcher.
Pero la Copa Libertadores no es un logro aislado, en realidad es el punto más alto de una historia sugestiva. En junio de 2012, cuando Bergoglio era todavía arzobispo en Argentina y ya pensaba en el retiro, San Lorenzo se vio obligado a pelear con Instituto de Córdoba la permanencia en la categoría. Por un pelo no descendió al Nacional B, producto de varias temporadas de malos resultados.
Escasos nueve meses después su aficionado más ilustre fue elegido como guía de la Iglesia católica. Y allí empezó un año fantástico para el equipo. En diciembre de 2013 ganó el torneo de la primera división de su país y aseguró su pase a la copa de campeones de América, la Libertadores, que disputó con pasión y ganó en su cancha.
De los llamados “cinco grandes” del fútbol argentino (que incluyen a Boca, River, Racing e Independiente), el “ciclón” era el único que nunca había ganado esa competencia. Y eso pesaba mucho en sus hinchas, incluido el Papa que solía pedir a todos rezar por ese objetivo. Para muchos aficionados, haber ganado la copa no ha sido una casualidad sino un “milagro” obrado por Francisco.
Por eso los directivos del club quieren festejar con él. Ya se puso en marcha la logística para organizar el encuentro entre el vicario de Cristo y la copa soñada. Según prevén en el Vaticano, la reunión se llevaría a cabo el próximo miércoles 20 de agosto. Primero el Papa recibiría en privado a una delegación de directivos y jugadores; después, durante la audiencia general, le entregarían el trofeo ante miles de personas.
El año histórico de San Lorenzo no sólo se remite a los logros deportivos, sino también a los triunfos sociales. Este año el equipo logró dar un paso más en otra de sus deudas históricas, la de volver a jugar en el predio del “Viejo Gasómetro” ubicado en Avenida La Plata 1700. Allí se encontraba el histórico estadio del club, que fue expropiado por el gobierno militar en 1979 y demolido en 1983. En esos terrenos actualmente funciona un supermercado, pero gracias a una ley de la ciudad aprobada en noviembre de 2012 los mismos serán restituidos a la institución.
La obsesión de todos los hinchas es volver a Boedo y reconstruir el estadio que incluso Bergoglio llegó a frecuentar en su juventud. Para costear esa millonaria operación, la Subcomisión del Hincha del club organizó un sistema de venta de simbólicos “metros cuadrados” de la nueva estructura. Una iniciativa a la cual el propio Papa adhirió. Esa es la razón por la cual, en diciembre próximo, algunos representantes de esa subcomisión viajarán a Roma para entregarle a Francisco una credencial. Ella lo habilitará como “socio refundador”.
Del Vatican Insider