El arquitecto y maestro de obra de esa construcción es el Padre Kentenich: Él nos regaló el proyecto, nos acompaña con su conducción e intercesión, se hace presencia encarnada en nosotros. Y cada miembro de su Familia es un co-constructor, un instrumento suyo en la realización de la obra. Nos invita a compartir responsabilidades con él, a forjar historia junto a él. Nos invita a ser sus colaboradores audaces, creadores y comprometidos con el futuro de nuestra sociedad.
¿Qué podemos hacer en concreto? El Padre nos propone una estrategia para solucionar los problemas del mundo de hoy y construir un mañana mejor. Nos indica tres medios:
1. Crear ambiente de familia. Crear un trato familiar entre las personas. Vale para el ámbito laboral y social, la familia, la vecindad, la parroquia y el movimiento, etc.
2. Educar autoridades paternales. Los padres humanos y las autoridades paternales, reflejos de la paternidad de Dios, son los que crean familia y la unen en torno a sí, tanto en el hogar, como en la Iglesia y la sociedad.
3. Tomar en serio el papel de La Virgen y de la mujer. La Virgen tiene el carisma de plasmar corazones filiales y corazones paternales, de educar personalidades paternales.
Y en íntima relación con esta misión de María, el Padre Kentenich ve también el rol de la mujer. El hombre cambia el mundo, pero es la mujer la que puede cambiar, de manera silenciosa y eficaz, el corazón del hombre.
Aplicación a Schoenstatt. El Padre aplica esta estrategia en primer lugar a su Familia de Schoenstatt, para hacer de ella un modelo de la Iglesia y del mundo de mañana. Y en la forma como aplicó esos 3 medios, se ve la coherencia extraordinaria del mundo de Schoenstatt. Pues coinciden con los tres puntos de contacto:
1. Hay ambiente de familia cuando ella tiene su hogar propio. El Santuario es nuestro hogar que asegura el ambiente familiar, es el símbolo de que queremos ser familia y de que tenemos la misión de crear familia donde nos encontremos.
2. La Familia crece y madura cuando tiene un padre. Y Dios nos regaló en el P. Fundador a un auténtico padre de nuestra Familia. Y es tan fuerte su paternidad en medio de nosotros, que hablamos de una Familia del Padre.
3. Un padre se educa por medio de María. Y allí está la Virgen María, el tercer punto de contacto, que en realidad fue el primero. Y nuestro Fundador ha sido un padre capaz de engendrar una Familia, porque fue educado en su corazón maternal.
Es así como Schoenstatt ha vivido, a través de los tres puntos de contacto, estos grandes medios que el Padre nos propone para resolver los problemas de hoy y construir el mundo de mañana: una Familia del Padre Dios.
Aplicación a nuestra vida
También nosotros hemos de aplicar la misma estrategia en nuestra vida de cada día. Cada uno de nosotros, en el pequeño ámbito en que se mueve, tiene que llegar a ser una Nación de Dios, Familia del Padre. Debemos encontrar en nuestro pequeño ambiente la solución a los grandes problemas del país. Allí en el mundo que está a mi alcance, debo empeñar todo mi esfuerzo para mejorar el mundo que no está a mi alcance. El ámbito pequeño de mi hogar, mi facultad, mi oficina, mi club, mi barrio, mi parroquia, mi curso, está confiado a mi responsabilidad. Allí debo crear ambiente de familia, educar personalidades paternales, dar lugar a la fuerza plasmadora de la Virgen.
Preguntas para la reflexión
1. ¿Soy un forjador de ambientes familiares?
2. ¿Cómo me dejo educar por María?
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