El Papa dijo -el pasado 12 de noviembre- con claridad lo que el gobierno mexicano lleva semanas evitando. Los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa en Guerrero no desaparecieron. Bueno, sí desaparecieron, pero cuando empezaron a buscarlos en realidad ya estaban muertos. Asesinados. Francisco volvió a referirse hoy a la tragedia y a la sinrazón del México violento.
Lo hizo durante la audiencia de los miércoles, ante más de 15 mil personas congregadas en la Plaza de San Pedro del Vaticano. Entre ellos habían muchos mexicanos. Grupos con sus banderas tricolores y con su fe a cuestas. Hasta la música mexicana había resonado en el lugar, gracias a la Estudiantina femenil de la Universidad Autónoma de Querétaro que se exhibió para el pontífice, tocando con maestría melodías como el Cielito Lindo.
En el momento de los saludos en español, Bergoglio interrumpió su discurso preparado y dedicó algunas palabras improvisadas. Visiblemente conmovido. “Quiero de alguna manera expresar a los mexicanos, los aquí presentes y a los que están en la patria, mi cercanía en estos momentos dolorosos de la legal desaparición, pero sabemos, asesinato de los estudiantes”, dijo.
Con un dejo de firmeza, casi como una repulsión, agregó: “Se hace visible la realidad dramática de toda la criminalidad que existe detrás del comercio y trafico de drogas. Estoy cerca de ustedes y de sus familias”.
No es la primera vez que se refiere al tema. Ya el 29 de octubre pasado, al cumplirse un mes de la desaparición de los normalistas y también durante su catequesis semanal, el líder católico se había pedido que “nuestro corazón de hermanos” esté cerca de los mexicanos “orando en este momento”.
“Quisiera hoy, elevar una oración y traer cerca de nuestro corazón, al pueblo mexicano que sufre por la desaparición de sus estudiantes y por tantos problemas parecidos”, señaló en esa oportunidad.
Por lo pronto la Iglesia mexicana ya alzó su voz y denunció lo que todo el mundo conoce: La corrupción, la violencia y la injusticia que campean en amplias zonas del país. Como en los países donde gobiernan las peores mafias. Otra que mafia siciliana, mafia rusa o mafia china. El nivel de degradación en México es insoportable. ¿Cuántos desaparecidos más deben haber? ¿Cuántos colgados, asesinados, ultrajados? De esta pesadilla, ¿es posible despertar? Ya es hora, ¿no?