Las noticias llegan, las noticias van. La velocidad se ha convertido casi en parte de la vida moderna.
No hay tiempo para reflexionar. Una información reciente suplanta y borra la anterior. El tiempo corre y muchos piensan que saben algo de lo que pasa en nuestro mundo de confusiones desde un vistazo a titulares y noticias.
La realidad, sin embargo, no puede quedar encapsulada por las agencias de noticias, ni por los blogs, ni por los comentarios, ni por la prensa, ni por la radio, ni por las mil posibilidades abiertas en el mundo de Internet.
Ante el torbellino de datos, pseudodatos, medias verdades, manipulaciones, mentiras de guante blanco, opiniones que mezclan temas sin criterios sanos, vale la pena detenerse un momento. ¿Podemos seguir así?
Sólo cuando reconozcamos la nube tóxica de confusiones, manipulaciones y censuras que rodean el “mundo de la información”, el caos en el que se mezclan datos y opiniones (algunas llenas de malicia distorsionadora), estaremos mejor dispuestos a superar ingenuidades que dañan y a buscar aires informativos sanos y serios.
El espíritu crítico, tan alabado por muchos, está herido de muerte en un mundo como el nuestro. La ingenuidad informativa ha encadenado a millones de seres humanos, que viven atrapados bajo las redes de las grandes empresas que controlan el tráfico de “noticias”.
La verdadera independencia de juicio será posible si reconocemos los males que aquejan a tantos medios de información que desinforman y manipulan, y si promovemos caminos alternativos buenos y serios.
Internet ofrece, todavía hoy, espacios para la verdad. Quienes deseen romper el cerco de las ideologías dominantes y del pensamiento único, pueden lanzarse al ruedo. Basta tiempo y, también, valor.
Tarde o temprano, lo bueno y verdadero se abrirá paso. Entonces los corazones auténticamente libres y maduros saltarán de alegría al encontrar espacios informativos serios, sanos, y realmente independientes.