Autor de ¿Qué ves en la noche? Religión y sectas en el mundo actual (2011) y Entre las sectas y el fin del mundo (2013), el sacerdote Luis Santamaría (Zamora, 1982) se ha convertido en un referente sobre el estudio de las sectas. Secretario en España de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), el párroco de Muelas del Pan acaba de publicar un nuevo trabajo. Bajo el título Esoterismo, sectas, nueva era. 50 preguntas y respuestas, el sacerdote, junto con otros compañeros de la RIES, ofrece una visión didáctica de un mundo complejo en el que la labor de estudio le ha reportado elogios, pero también amenazas. Reproducimos a continuación la larga entrevista realizada por José María Sadia para La Opinión-El Correo de Zamora.
– ¿Dónde nace su trabajo sobre las sectas?
– Comencé a estudiar este tema a través de un trabajo en el instituto, cuando tenía 15 años. Me documenté y trabé contactos y comencé a recibir consultas y peticiones de afectados y de víctimas. Vi que hacían falta personas implicadas que los ayudaran.
– El término secta se vio siempre como algo lejano, extraño, peligroso. Sin embargo, esta realidad está mucho más cerca, ¿verdad?
– Las sectas están al lado de casa, entre nuestros vecinos, en nuestras familias… con nosotros. Se trata de un fenómeno real que no afecta a una gran cantidad de personas, pero sí con mucha intensidad. Los estudios hablan de un uno por ciento de la población en países como España.
– En usted se junta una doble dimensión, porque su estudio procede al tiempo de un sacerdote, ¿cómo lo aborda desde este planteamiento?
– Cuando comencé el estudio era seminarista y ahora, sacerdote. Lo hago como parte de un compromiso que tiene la Iglesia con las personas y sus problemas. Son situaciones a las que no se les da respuesta desde ningún ámbito, porque un psicólogo no puede arreglar del todo desde el momento en que existe una inquietud espiritual. La Iglesia tiene lo mejor que ofrecer, que es Jesucristo. Lo demás son sucedáneos.
– ¿Existen sectas dentro de la Iglesia?
– Consideramos que todo lo que es secta está fuera del cristianismo, por mucho que esas personas se proclamen cristianos verdaderos. Otra cosa es que hablemos de sectarismo, como conducta dentro de cualquier iglesia, también de la católica.
– ¿En qué ha consistido su acercamiento a este mundo durante todos estos años?
– El estudio de las doctrinas y actividades de cada grupo y, en segundo lugar, la cercanía y asesoramiento a las víctimas. Una cosa alimenta a la otra. En 2015 se cumplen diez años de la fundación de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES) de la que soy secretario en España. Fue constituida por un grupo de expertos que queríamos dar respuesta a todas las dudas que surgían.
– ¿Cuál ha sido su experiencia con las personas?
– Normalmente, cuando las personas acuden a ti es complicado actuar. La persona que está en la secta está muy metida y lo primero es dar pautas a sus familiares o amigos, con el fin de que no rompa del todo con sus relaciones sociales anteriores. Cuando se puede, se contacta con el propio adepto para ayudarlo a recapacitar, para hacerle ver que no ha actuado con libertad.
– ¿Cuáles son los casos que le han generado un reto personal?
– El reto está en las familias que funcionan bien, que no se les podría decir nada para que mejorasen, pero alguno de los hijos ha entrado en una secta y es complejo ayudarlos. La secta quiere sustituir a la familia de origen y se ceba en las disfunciones que allí pueda haber. Hay casos curiosos como el de un matrimonio en el que la esposa abandonó a su marido sin haber un grupo sectario en concreto, tras asistir a charlas y leer un material concreto. Se creyó influida por una serie de espíritus superiores.
– ¿De dónde le llegan las solicitudes de ayuda?
– Me llegan consultas a diario, principalmente de España y de Iberoamérica, también de otros países.
– Cada cierto tiempo nos encontramos con casos llamativos, ¿cómo recuerda la compleja situación de la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel de Galicia?
– Fue un caso especialmente complejo, porque originalmente no se trataba de una secta, sino de un grupo católico reconocido por la Iglesia que, después de investigarlo, la autoridad comprueba que existen una serie de abusos contra las personas y, cuando se intenta poner solución, la mayor parte de los miembros del grupo se van con el fundador para constituir, ahora sí, una verdadera secta, un grupo independiente que no está sujeto a una institución superior. A mí me sirvió personalmente para explicar cómo dentro de la Iglesia católica no hay sectas, pero sí conductas sectarias y los obispos deben estar atentos para evitarlas.
– ¿Sectas y escaso nivel cultural van unidos?
– El que las personas entren en una secta por pertenecer a una baja extracción social es un tópico. Hay una secta para cada clase de personas, hay grupos que se ceban en la población inmigrante, otros en la gente con poca cultura y otros, en el ámbito esotérico, están asociados al elitismo, profesores universitarios y gente de alto nivel intelectual.
– ¿Se siguen practicando el esoterismo o es un tópico exclusivo ya de las novelas?
– Existe el esoterismo en sus distintas versiones, pero a mí, más que las sociedades secretas, me preocupa que se extienda a nivel social a través de muchas cosas. Como el caso de la celebración de Halloween, que esconde a veces estrategias de grupos que reconocen una difusión social de un saber oculto, técnicas de meditación o de sanación, dentro de un movimiento llamado New Age.
– En su nuevo libro, plantea junto a otros colaboradores “50 preguntas y respuestas” a todos estos temas. Le formulo una de ellas: ¿Es malo celebrar Halloween?
– Nos encontramos, no solo ante una celebración extranjera, sino ante una fiesta ocultista, que no contribuye a difundir el bien.
– Es decir, que Halloween no es una celebración inocente de calabazas iluminadas y disfraces tenebrosos…
– En muchos casos, se queda ahí. En otros, hay un interés claro en difundir el ocultismo.
– ¿Qué otras preguntas aparecen en el trabajo?
– Destacaría aquellas que más nos formulan. ¿Ser católico es compatible con la lectura del horóscopo?
– ¿Es peligroso el horóscopo?
– Para muchas personas es un pasatiempo sin más, pero en otras personas crea una mentalidad mágica que los hace susceptibles a dependencias de videntes o adivinos. En este trabajo, demostramos que todas estas creencias constituyen una religión y hay que tener cuidado y discernir cuándo unas sesiones de yoga son saludables o esconden algo más. También hablamos en el libro de los testigos de Jehová, que no los podemos considerar cristianos como tales…
– ¿Los testigos de Jehová son una secta?
– Son una secta, sí.
– ¿Y les molesta que se les diga?
– Sí, porque en España son una confesión religiosa reconocida por el Estado español y registrada en el Ministerio de Justicia con la consideración de notorio arraigo, algo que tienen muy pocas confesiones. El término secta tiene una carga peyorativa y a ellos no les gusta.
– ¿Les ha dicho en alguna ocasión que son una secta?
– Directamente no he tenido ocasión.
– ¿Ha tenido problemas personales con miembros de sectas por su labor?
– En algunas ocasiones he recibido amenazas, a veces directas de las propias sectas y, lo más común, de sus abogados. Dicen que te van a demandar por ofensas contra el honor, intentando amedrentar a quienes nos dedicamos a este tema.
– Es decir, que su labor es compleja, ¿ha tenido miedo?
– Miedo, no. Pero uno sabe que cuando lucha por defender a las personas, a los más débiles, por llegar a la verdad, hay personas tienen interés en que esto no se sepa.
– ¿Qué piensa la Iglesia de la labor que usted y otras personas están realizando?
– Es un tema delicado en la Iglesia y en cualquier otro ámbito porque se toca la manipulación de las personas y la libertad religiosa. Nuestros estudios pueden afectar, en ocasiones, a la libertad que cada uno tiene en un Estado democrático. Pero no es menos cierto que el trabajo de la RIES se está valorando en la Iglesia. Me llegan muchas veces reconocimientos de los obispos y las parroquias, sobre todo, que nos dediquemos a esto de una forma seria y científica.
– ¿Alguna felicitación de relumbrón?
– Una muy curiosa fue la del cardenal Oscar Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa. En la Jornada Mundial de la Juventud, en 2011, cuando me acerqué a darle las gracias por un mensaje suyo, me dio un abrazo por el trabajo realizado, muy valorado en América Latina.
– ¿Qué otras preguntas concretas aparecen en el trabajo?
– El tema de la reencarnación, por ejemplo. Hay un veinte por ciento de la población occidental que cree en la reencarnación. Muchas de esas personas son cristianas y creen que es compatible, cuando es algo que pertenece a las cosmovisiones hindú y budista, difundidas en occidente por el esoterismo y las sectas.
– ¿Cristianismo y reencarnación no son compatibles?
– No, no son compatibles.
– ¿El yoga puede ser una secta?
– Aquí en Zamora hay diversos centros e instructores. Hay que distinguir entre ejercicios y posturas, respiración, de cuando se mete la filosofía y la espiritualidad hindú. Esto no es compatible con los cristianos: la energía universal, los chacras… Cuando se está creando una dependencia de un gurú, deben tener cuidado, no ya los cristianos, sino todas las personas.
– Los centros de belleza, ¿son potenciales lugares para el arraigo de las sectas?
– Sí, a estas alturas de la vida, hay que ser inteligentes y precavidos con cualquier centro de belleza o bienestar, para saber si solo es eso o hay algo más… A veces, bajo las terapias alternativas, hay una manipulación mental.
– En Zamora tuvimos el pasado año un caso evidente de un espacio al que acudir para experimentar un cambio mental.
– Hay que tener cuidado con estas ofertas atractivas de mejoramiento personal, de bienestar, que pueden tener algo más detrás. Una dinámica de manipulación donde la persona pierde su libertad buscándose a sí mismo.
– ¿Qué piensa el cristianismo, no ya de las sectas, sino de otras religiones?
– La Iglesia Católica mira a las otras religiones con gran respeto. Ya desde el Concilio Vaticano II, hace cincuenta años, se ha visto que los integrantes de otras religiones son personas en busca de la verdad. Su propia religión les ayuda a acercarse a Dios, al Dios verdadero revelado en Cristo. Son religiones que tienen destellos de luz que es Jesucristo. Las vemos como algo incompleto porque la plenitud de la revelación de Dios se ha dado en Jesús, pero tienen muchos elementos positivos. Para diferenciar entre una religión legítima y las sectas es muy importante el aspecto de la libertad. Cuando uno entra en un grupo sano, legítimo, sabe lo que se le va a pedir y qué va a tener que creer. Y la puerta siempre estará abierta para entrar y salir. En las sectas será más complicado.
– ¿Cuál es el papel de Internet en la proliferación de las sectas?
– Cuando apareció Internet, realicé algunas ponencias para mostrar que era un escaparate magnífico, sobre todo, para grupos pequeños que pueden alcanzar un gran tamaño en el mundo virtual. Como medio propagandístico es fabuloso. Cuando hemos dado el paso a la web 2.0, la de la interactividad y la blogosfera, ha hecho que las sectas estén ahí más que nunca. Cualquier persona aislada socialmente o en una ciudad pequeña como Zamora, puede estar en contacto con cualquier gurú que le proponga lo más estrafalario.
– ¿A quién va dirigido este libro?
– En primer lugar, a los católicos y a quienes tienen cualquier misión educativa, pastoral o de acompañamiento a otras personas. También, cualquier no creyente puede encontrarse con datos objetivos y el pensamiento de la Iglesia.