Vamos arrancando las sesiones de trabajo del Sínodo dedicado a la familia, el cual retoma lo que se trató en el Sínodo del año pasado, también en octubre.
Somos conscientes del gran valor que tiene la familia en la vida de cada persona. Efectivamente en ella hemos nacido y crecido en todos los aspectos.
Pero así como la familia es un valor precioso, también está en crisis. Hay muchos desafíos, que necesitamos atender. Vamos asumiendo conciencia y compromiso de que atender la familia significa mejorar la Iglesia y la sociedad.
Todos los bautizados y personas de buena voluntad, lo que hagamos por la familia, con esperanza y creatividad, será siembra que producirá sus frutos.
Desde la situación que estemos viviendo, nos toca buscar ayuda para nuestra familia, también ayudarnos mutuamente en casa al interno de la propia familia, lo mismo que ofrecer ayuda a otras personas y familias.
Recordemos las palabras de san Pablo: “no te dejes vencer por el mal, antes vence el mal con el bien”. También las palabras que constantemente pronunciaba san Junípero Serra, el nuevo santo canonizado por el Papa Francisco en Washington: “siempre avanzar, nunca retroceder”.
Dios quiere lo mejor para nosotros. Unidos a Cristo Jesús, daremos fruto y en abundancia.