El miércoles 14 de octubre, durante la Audiencia General, el papa Francisco tuvo una expresión sui generis cuando, en sus propias palabras, aunque a nombre de la Iglesia, ofreció disculpas a su auditorio.
En efecto, luego de saludar con la fórmula coloquial “Queridos hermanos y hermanas ¡buenos días!” el Papa se refirió al Evangelio del día: “La palabra de Jesús es fuerte hoy ¡Ay del mundo a causa de los escándalos! Jesús es realista y dice que es inevitable que vengan los escándalos pero ¡ay del hombre que causa el escándalo!”. Luego dijo: “Yo quisiera antes de iniciar la catequesis, a nombre de la Iglesia, pedirles perdón por los escándalos que en estos últimos tiempos han ocurrido sea en Roma que en el Vaticano ¡les pido perdón!”.
¿Por qué es que el Papa ha pedido perdón a nombre de la Iglesia? El antecedente inmediato lo encontramos en la precisión que presentó el Padre Federico Lombardi -Director de la Sala de Prensa de la Santa Sede- la víspera de la solicitud de perdón expresada por el Papa, con ocasión de la publicación, el día 12 de octubre, de una supuesta carta enviada al Papa y firmada por trece cardenales: “Como sabemos al menos cuatro de los Padres Sinodales incluidos en la lista de firmantes lo han desmentido (Angelo Scola, André Vingt-Trois, Mauro Piacenza, Peter Erdó. El cardenal Pell ha declarado que una carta que se había entregado al Papa era reservada y debía permanecer así y que lo publicado no correspondía, ni en el texto, ni en las firmas, a lo entregado. Yo añado que, en sustancia, las dificultades expresadas en la carta se habían mencionado el lunes por la tarde en el Aula, como ya dije, si bien no tan amplia y detalladamente. Como sabemos el Secretario General y el Papa respondieron con claridad al día siguiente por la mañana. Por lo tanto, el que ha difundido, días después, este texto y esta lista de firmas para que se publicasen ha ocasionado un trastorno no deseado por los firmantes (al menos por algunos de los más autorizados). Es necesario, pues, no dejarse condicionar. No hay que maravillarse de que se puedan hacer observaciones sobre la metodología del Sínodo, que es nueva. Pero una vez establecida, hay que comprometerse a seguirla de la mejor manera posible. Es lo que está sucediendo. Hay una enorme colaboración para que el camino del Sínodo proceda bien”.
El antecedente previo lo encontramos en la supuesta carta a la que se refiere el Padre Lombardi y que fue publicada por el periodista italiano Sandro Magister, quien sostiene que fue entregada al Papa por el Cardenal George Pell, Prefecto de la Secretaría Económica de la Santa Sede, el lunes 5 de octubre, primer día de reuniones del Sínodo. Los supuestos signatarios de la carta serían: Carlo Caffarra, de Italia; Thomas C. Collins, de Canadá; Timothy M. Dolan, de EEUU; Willem Eijk, de Holanda; Péter Erdó, de Hungría y Relator General del Sínodo; Gerhard Müller, de Alemania y Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la fe; Wilfrid Fox Napier, de Sudáfrica; George Pell, de Australia; Mauro Piacenza, de Italia y Penitenciario Mayor; Robert Sarah, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los sacramentos; Angelo Scola, de Italia; Jorge Urosa Savino, de Venezuela; y André Vingt-Trois, de Francia.
El texto de la supuesta carta presenta serias preocupaciones de algunos padres sinodales que comparten los cardenales firmantes. Los textos que han provocado tanto malestar son los siguientes:
-“La nueva metodología que guía el sínodo parece asegurar una excesiva influencia sobre las deliberaciones del sínodo y el documento sinodal final”.
-“A la nueva metodología sinodal le falta apertura y genuina colegialidad. En el pasado, el método de presentar propuestas y votarlas tenía como valioso fin saber la posición de los padres sinodales”.
-Los Padres sonodales “han sido nombrados, no elegidos, sin consulta previa. Del mismo modo, cualquiera que forme parte de la redacción de cualquier texto a nivel de los circoli minori debería ser elegido, no nombrado”.
-“La nueva metodología está configurada para facilitar unos resultados predeterminados sobre cuestiones importantes que son objeto de controversia”.
-La preocupación de que “un sínodo planificado para afrontar una cuestión pastoral vital -reforzar la dignidad del matrimonio y la familia- pueda llegar a estar dominado por el problema teológico/doctrinal de la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar por lo civil”.
Si la carta es falsa, la disculpa del papa Francisco no es más que una amabilidad de su parte, una gentileza del Pastor hacia su rebaño, pero si la carta es auténtica…
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