Ante tanta expectativa de lo que Francisco dirá en México, me pregunté si seremos capaces de comprender el mensaje que nos viene a transmitir.
Como resultado de darle vueltas a la cuestión, caí en la cuenta de que existen ciertas características con las que habrán de contar quienes deseen captar el mensaje del Papa.
Esto no quiere decir que sean condiciones sin las cuales resulte imposible entender el viaje, pero sí considero que quien no las tenga, interpretará los eventos de manera sesgada, parcial, comodina o con dobles intenciones.
Captará el mensaje del Papa en México:
Quien entienda los signos y las provocaciones. Los primeros ya están dados, se llaman Ecatepec, San Cristóbal, Morelia y Ciudad Juárez. Quienes no escuchen más allá del “qué bonito habla el Papa” o “este Papa sí me cae bien”, no lograrán captar el mensaje.
Quien reconozca su propio pecado y la misericordia de Dios. Sobre todo a nivel eclesial. Por un lado, aquellos sectores de la Iglesia que sientan que ya hacen todo bien están instalados en una zona de confort destructiva. ¡Me he encontrado con tantos agentes de pastoral incapaces de reconocer su cojera! Por otro lado, los que desde su posición cómoda sienten que Dios no debería tener misericordia en ciertos casos, tampoco entenderán a Francisco.
Quien se sepa parte de la Iglesia. Si bien el Papa es un detonador para que quienes se sienten atraídos por la vida de la Iglesia den el paso, la lectura “desde fuera” de los acontecimientos no puede más que ser parcial. Asumirá el mensaje del viaje quien tenga puesta la camiseta de discípulo misionero y al mismo tiempo no se haga de la vista gorda ante los errores y sufrimientos de la comunidad eclesial.
Quien haya superado las rencillas entre izquierdas y derechas. Éste es un tema superado por el Papa. Ni es conservador, ni es izquierdista, ¡es misionero de misericordia! Una misericordia transformadora, piadosa pero que busca romper los esquemas enfermos. Sobre todo aquellos de los acomodados que podrían hacer tanto por los pobres.
Quien esté familiarizado con el Evangelio. Los cursos de catecismo para periodistas una semana antes de la visita del Papa son insuficientes. Entenderá el peso de la palabra “misericordia” en boca de Francisco quien haya contemplado previamente la cólera de Jesús al mirar la marginación del leproso o el negocio que han hecho del templo.
Quien tenga el corazón dispuesto a salir de sus comodidades. O dicho en lenguaje de fe: Quien se deje dinamizar por el Espíritu de Dios.
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