¿Quién no ha opinado acerca de la ya próxima visita del Papa a México? Sin duda es un evento que atrae la atención de la población entera de nuestro país. Por lo mismo, llueven todo tipo de comentarios en todo tipo de medios.
Algunos analistas profetizan: Francisco hablará de Ayotzinapa, Francisco condenará el narcotráfico; otros afirman: el Papa está obligado a hablar de la homosexualidad, el Papa debe mencionar los abusos sexuales. Cada sector desea que diga una palabra sobre su tema y está listo para condenarlo en caso contrario.
El criterio para interpretar los actos del Papa en su visita a México es claro: El Evangelio. Además, para “leer” su mensaje es importante tener en cuenta los siguientes elementos acerca de la experiencia del Papa:
- Francisco es latinoamericano: Con esto quiero decir que él conoce que las calles se maquillan previo a su paso. Él sabe que en las banquetas suele haber basura aunque a le tocará ver la pintura fresca. Conoce el proceder de los gobiernos y los gastos que implica su visita; no lo pasa por alto.
- Ha visto el dolor que no se ve: Como cardenal en Buenos Aires, Bergoglio fue cercano a las nuevas formas de esclavitud, principalmente la trata de blancas y la explotación de trabajadores en las fábricas. Nadie lo va a engañar. Como Jesús, ha tocado las llagas de los excluidos.
- Conoce la realidad de nuestra Iglesia: Francisco sabe lo que a Latinoamérica y, particularmente, a México le duele. Conoce nuestro modo de ser, nuestra religiosidad. Sabe de qué pie cojeamos, conoce nuestra somnolencia.
- Es consciente de la rapiña mediática: El Papa, ahora más que nunca, conoce el comportamiento de los medios y lo afronta con una estrategia bien pensada: actuar y hablar con naturalidad. Para analizar al Papa no habrá que pensar en “lo que quiso decir”, ¡sino en lo que realmente dijo!
- El mensaje de la visita del Papa a México es claro: “Misionero de misericordia y paz”. Se trata de un lenguaje muy suyo. Misionero es el que va al encuentro y anuncia. La misericordia es el modo de ser del cristiano. La paz del Reino de Dios es la tarea. Lo que diga y como lo diga, girará en torno a estos tres conceptos y la necesidad de despertar hacia ellos.
El Papa no “se chupa el dedo”. Es un “abuelito sabio” difícil de engañar. Conoce los alcances y los límites de su visita. Lo ha analizado y ha visto este encuentro como conveniente para el peregrinar de nuestra Iglesia en México.
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