El año 2017 inicia con dificultades para el papa Francisco toda vez que desde el 19 de septiembre del año pasado fue convocado a responder a cinco dudas doctrinales en torno al contenido de la Exhortación apostólica Amoris Laetitia.
El origen de la controversia proviene de octubre de 2014 con el Sínodo Extraordinario para la Familia, un sínodo considerado por algunos obispos como innecesario, pues ya el papa santo Juan Pablo II había publicado su Exhortación Apostólica Familiaris Consortio, en la que abordó ampliamente la situación actual de la familia.
En marzo de 2016 hubo lluvia de comentarios tras la presentación de Amoris Laetitia, pues no pocos teólogos encontraron propuestas divergentes con documentos apostólicos, con las Sagradas Escrituras y con el Magisterio. Para septiembre, cuatro cardenales dirigieron al Papa una carta en el clásico formato de dubia (dudas, en latín), pidiéndole aclarar puntos doctrinales que sembraron confusión entre los fieles, principalmente en relación a que divorciados vueltos a casar puedan acceder a la comunión sacramental. El Papa, por su parte, guardó silencio.
Al no obtener respuesta, los cuatro cardenales -Walter Brandmüller, Joachim Meisner, Carlo Caffarra y Raymond Leo Burke- hicieron pública su carta en noviembre. Además, el cardenal Burke declaró que “se trata de una mera opinión personal de Francisco, el Magisterio no enseña eso. Vivimos momentos de traición a la verdad: hay que resistir a quienes presentan una falsa doctrina sobre el matrimonio y los sacramentos”. Nuevamente, al no obtener respuesta del Santo Padre, el cardenal Burke volvió a manifestarse en diciembre para asegurar que si el Papa sigue sin responder a las dubia, en 2017 se le presentará una corrección pública señalando en qué puntos Amoris Laetitia contradice las Escrituras, el Evangelio, el Magisterio y la Tradición.
Este es el texto de las dubia:
1) Según lo afirmado en Amoris Laetitia (nn. 300-305), se ha vuelto posible conceder la absolución en el sacramento de la Penitencia y, por ende, admitir a la Santa Eucaristía a una persona que, estando vinculada por el matrimonio válido, convive more uxorio con otra, sin que se hayan cumplido las condiciones previstas por Familiaris Consortio n. 84 y después afirmadas por Reconciliatio et paenitentia n. 34 y por Sacramentum caritatis n. 29. ¿La expresión “en ciertos casos” de la nota 351 (n. 305) de la exhortación Amoris laetitia puede ser aplicada a divorciados en nueva unión, que siguen viviendo more uxorio?
2) Después de Amoris laetitia (cf. n. 304), ¿sigue siendo válida la enseñanza de la encíclica de san Juan Pablo II Veritatis splendor n. 79, respecto a la existencia de normas morales absolutas, válidas, sin excepción alguna, que prohíben acciones intrínsecamente malas?
3) Después de Amoris laetitia n. 301, ¿todavía es posible afirmar que una persona vive normalmente en contradicción con un mandamiento de la ley de Dios, como por ejemplo el que prohíbe el adulterio (cf. Mt 19:3-9), se encuentra en situación de pecado grave habitual (cf. Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, Declaración del 24 de junio de 2000)?
4) Después de las afirmaciones de Amoris laetitia (n. 302) sobre las “circunstancias atenuantes de la responsabilidad moral”, ¿se debe considerar todavía válida la enseñanza de la encíclica de San Juan Pablo II Veritatis splendor n. 81, según la cual “las circunstancias o las intenciones no podrán nunca transformar un acto intrínsecamente deshonesto por su objeto en un acto subjetivamente honesto o justificable como elección”?
5) Después de Amoris laetitia n. 303, ¿se debe considerar todavía válida la enseñanza de la encíclica de san Juan Pablo II Veritatis splendor n. 56, que excluye una interpretación creativa del papel de la conciencia y afirma que la conciencia nunca está autorizada para legitimar excepciones a las normas morales absolutas que prohíben acciones intrínsecamente malas por su objeto?
El 9 de enero, el cardenal Gerhard Ludwig Müller, prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, durante una entrevista en el programa de TV italiano “Stanze Vaticane” respondió a las dubia: “Una posible corrección fraterna al Papa me parece muy lejana, en este momento no es posible porque no hay peligro para la fe, como Santo Tomás dijo”, ha asegurado Müller, al tiempo que ha señalado que supone “un daño para la Iglesia hablar de estas cosas públicamente”. Al día siguiente, el cardenal Burke aseguró que “no se trata de un peligro para la fe sino para la salvación de las almas”.
Todo indica que el papa Francisco debe responder, ¿pero cómo habrá de hacerlo…?, pues en su respuesta tendría que censurar a su propio documento; aunque tampoco puede seguir sin responder a los cardenales que, finalmente, son sus propios asesores.