Por Rebecca Kiessling |
Quedé consternada cuando escuché el lunes pasado la horrible noticia de que por 3-2 votos el Senado de Chile estaba de acuerdo en aceptar el proyecto de ley que legalizaría el aborto en las tres causales: cuando una mujer dice que su hijo ha sido concebido en una violación, si un médico diagnostica que el bebé tiene malformaciones incompatibles con la vida o si afirma que la madre corre peligro de morir. Estas tres alegaciones pueden ser o no ciertas, pero las tres están discriminando a las personas más vulnerables de la sociedad que son los que requerirían una protección más efectiva. La semana que viene, el Senado votará si un bebé inocente merece morir basándose en estos tres supuestos y si se aprueba, se le remitirá a la Presidenta Bachelet para que lo firme. Chile, entonces, vivirá una explosión de sangre inocente que cubrirá toda su extensión.
Ya, anteriormente, había escritosobre la legislación de las tres causales que se quería establecer en Chile y, ahora, quisiera añadir más argumentos. Soy la Presidenta de Save the 1, una organización de unas 450 personas que fueron concebidas en una violación (como yo), madres que concibieron un hijo tras ser violada y que lo están criando, madres que tras dar a luz lo dieron en adopción y otras, que incluso lo abortaron y hoy lo lamentan. Además, tenemos centenares de madres a las que se les aconsejó abortar porque el diagnóstico del hijo que esperaban era de incompatible con la vida. Valoramos la vida y deseamos que el Senado de Chile continúe protegiéndola sin discriminación.
Nuestra filial española es Salvar El 1, ese 1% que está orillado por esta legislación y que en USA representa tan solo el 1% de los abortos que se realizan. Defendemos los llamados «casos duros» en el debate del aborto. Ahora mismo tenemos más de 24000 seguidores en nuestra página de Facebook de Salvar El 1. Desde la rompedora noticia de que la Presidenta Bachelet busca legalizar el aborto en las tres causales, hemos recibido un aluvión de historias de chilenos que desean compartir con nosotros sus testimonios. Ellos se animan al leer mi historia y las de las cientos de personas de nuestra organización. Muchas voces se están alzando en Chile pero, lo más importante, las voces de los más inocentes se van a escuchar y se alzará la voz en defensa de aquellos niños chilenos por nacer que todavía no la pueden alzar y que están en riesgo.
Como yo, Karina Silva de Santiago, Chile, fue concebida tras una violación pero protegida por la ley. Su madre tenía 15 años cuando fue violada y Karina nacío en 1989, el mismo año en que se abolió el aborto. Pero gente como Michelle Bachelet piensan que Karina no merece esa protección que le otorgó la ley chilena. Bachelet y otros no proponen legalizar la pena de muerte para los violadores pero sí para los niños chilenos como Karina.
Karina dice: «¡Me gusta vivir! Y agradezco cada segundo de vida. Tal vez para la sociedad mi vida provenga de un error, pero no para mí. La solución no es aprobar el aborto en Chile sino crear y apoyar redes de apoyo en nuestro país para estos casos”.
Por otra parte Mónica Acoria, también de Chile, quedó embarazada tras una violación y estaba dispuesta a matar a su hijo. Hasta que escuchó el consejo de su hija mayor que le decía: «Mamá, ¿Como vas a asesinar a ese niño que llevas en tu interior? Él es tan víctima como eres tú. No pidió venir a este mundo. Siempre soñaste con tener tres hijos y, como haya sido, éste es el tercero. ¿Has olvidado todo lo que sufriste cuando perdiste otros bebés? Y ahora deseas matar a éste…».
En su historia que escribió para el blog, Mónica dijo: “Las palabras de mi hija, llegaron a lo más profundo de mi alma. Tenía razón. Ese bebé era otra víctima del violador. Ahora veo a mi hijita de 4 años y 8 meses y pido perdón por cada pensamiento que tuve de abortarla. Pero es la presión que encuentras cuando pides ayuda a gente que se supone que te apoyará. Dudas de tu propia capacidad de amar. Si no hubiera sido por no hija que ahora tiene 24 años, mi pequeña no existiría hoy. Se puede salir adelante con un hijo concebido en la situación más aberrante como es una violación. Siempre aparecen ángeles que te echan una mano y que no ofrecen «soluciones» que van a ser más problemáticas. Mi hija es una bendición, ¡Mi bendición! Siempre le pediré perdón por haber pensado, aunque fuera por un instante, en abortarla”.
También Diana Valeria, de Chile, quedó embarazada tras una violación en 2008, a los 15 años. Su hijo le ayudó a superar sus temores. Ella escribe: «No quería ser madre tan pronto no de aquella manera. Lloraba y sufría, pero sabía que había alguien distinto que vivía en mi interior y que yo no tenía derecho a quitarle la vida. Mi deber era protegerlo». Tristemente, tuvo un aborto espontáneo a los tres meses. Diana, recuerda como, en aquel momento, la gente le decía que mejor así porque no tendría que tener el recuerdo de su violador. Pero, en su corazón, ella sabía que el bebé era suyo, no del criminal.
Aunque concebido en una violación, Diana sintió que el origen de la concepción no determina el amor que se siente por un hijo. Pasados los años, aún recuerda a su ángel que extendió las alas.
Gustavo Armijo Griñen, de Chile, también escribió la historia de su familia para nosotros. A las 20 semanas de gesación supieron en la primera ecografía que esperaban un varón y también les dijeron que tenía «Holoprosencefalia”. En una segunda opinión en Santiago con un ecógrafo 3D, les confirmó que el diagnóstico era “Acráneo” (a su hijo le faltaba parte del cerebro) y les recomendaron que abortaran porque Chile acabaría legalizando este supuesto y, si no, que salieran fuera del país para hacerlo.
Él escribió: “Los siguientes meses fueron duros, pero los mejores. Le cantábamos, hablamos, fuimos a la playa, a la montaña, fiestas de cumpleaños y acontecimientos familiares. Tomamos cientos de fotos y le dimos miles de besos en la pancita. Nos cansamos de decirle cuánto lo queríamos. Era la cosa más bella que Dios nos había dado”.
Alonso nació dos semanas antes de lo previsto, el 23 de Diciembre de 2015. “Mi pequeño hijito estuvo con nosotros una hora y dos minutos. Luego se fue al cielo porque Dios necesitaba un ángel luchador. Ha pasado tiempo desde su muerte y estamos felices porque hicimos todo lo que estuvo en nuestras manos durante los meses de gestación y el breve rato que vivió fuera”.
El diagnóstico de «incompatible con la vida» no se puede emitir cuando alguien todavía está vivo. A veces, los médicos, se niegan a tratar a este tipo de bebés con serios problemas como los de corazón cuando los padres han rechazado abortar. Una mentalidad eugenésica emerge peligrosamente cuando se permite estos abortos.
Brad Smith, activista y bloguero de Save The 1, quiere decirnos : «En USA, hemos permitido está visión perversa y demencial de legalizar el aborto en el país. Hemos creado una cultura de muerte que provoca que muchos en nuestra sociedad crean que una vida tiene muy poco valor y se permiten determinar cuánto vale la vida de otro pero desde el prisma del pico valor que otorgan a una vida. Así, en USA los médicos matan al 90% de los niños que como mi hija Faith tienen una discapacidad seria, incluso antes de que puedan respirar los doctores los asesinan en el útero. El mundo se ha convertido en un lugar tenebroso para niños discapacitados. Buena gente de Chile, no permitáis que vuestra Presidenta convierta vuestro país en un campo de batalla de bebés discapacitados. No caigáis en la trampa de pensar que ésta es la elección correcta. Es una mentira. Vuestro país no será mejor con el aborto, al contrario, se degradará y deshumanizará. Vuestra gente no tendrá mayor calidad de vida si no hay niños discapacitados. Simplemente, se os habrá privado de la capacidad de hacer uso de la compasión y de saber cómo es el amor incondicional de un niño discapacitado que sólo sabe dar amor.
Por favor, entiendan que legalizar el aborto para casos de violación y otras excepciones solo muestra que hay vidas que valen más que otras. ¿Se imaginan creando «excepciones» para bebés asiáticos o africanos o judíos? El mensaje es que ellos no merecen la pena y no hay que proteger sus vidas. Habría una hecatombe internacional si, algún día, se propusiera esto. Sí, es lo mismo en nuestro caso. Y sentimos que existe una gran apatía cuando se trata de valorar nuestra vida. Las madres que tienen hijos concebidos en una violación afirman que ellos son señalados con el dedo y despreciados y a ellas se las pone en entredicho por no haber abortado y porque aman a ese niño.
Agradecemos la empatía con las víctimas de una violación pero ellos tienen cuatro veces más posibilidades de morir en un aborto el año que viene que de ver la luz. En el libro del Dr. David Reardon, Víctimas y Vencedores: Aprendiendo más acerca de sus embarazos, abortos y de los niños concebidos en violación, él cita los estudios realizados al respecto. Tras un aborto, las víctimas de violación tienen un índice más alto de suicidios y adicción a drogas. Los violadores, pederastas y proxenetas adoran el aborto ya que destruye la evidencia del delito y los faculta para seguir. Con frecuencia, la propia madre de una muchacha también ha permitido que trafiquen con su cuerpo o la ha dejado desprotegida. Es el bebé en estas situaciones quién ofrece evidencia de la violación. Si de verdad queremos proteger a la víctima de un abuso, debemos defenderla de su violador y no de su hijo.
Chile, eres una gran nación, mucho mejor que otras, porque has establecido una cultura dónde la gente es amada y valorada. Los chilenos que han dado su testimonio más arriba han sabido compartir sus historias de amor por la vida porque todos ellos fueron protegidos por la ley de 1989.
Por favor, no acepten la cultura de muerte y discriminación de nuevo. Nos urge decir a sus senadores que NO voten a favor de la despenalización de las tres causales. Voten NO a la legalización de la muerte de un inocente. No permitan que la sangre de inocentes bebés chilenos salpique su suelo.
Inglés: http://savethe1.blogspot.com/2017/01/chileans-who-are-three-causes-being.html
BIP: Rebecca Kiessling es presidenta de Savethe1 (SalvarEl1), conferenciante pro vida internacional, abogada, esposa y madre de 5 hijos.