Por José Ignacio Alemany Grau, obispo | Reflexión dominical 12 de febrero de 2017
En este domingo vamos a hablar, sobre todo, de las enseñanzas de Jesucristo que llevan la antigua ley a la perfección.
Pero antes tenemos que aprovechar una enseñanza importante que nos da el libro del Eclesiástico.
Libro del Eclesiástico
Algunos creen que por ser libres pueden hacer lo que quieran y nadie tiene derecho a prohibírselo. Pero no es así. Fíjate, amigo, lo que la liturgia te recuerda hoy:
Dios nos ha hecho libres, es cierto, y nunca nos va a quitar la libertad. Quiere gente libre a su servicio.
Somos libres, pero no debemos olvidar que, precisamente por serlo, tenemos responsabilidad, es decir, tenemos que dar cuenta de lo que hagamos libremente:
“Si quieres, guardarás los mandatos del Señor, porque es prudencia cumplir su voluntad”.
Es un consejo importante del Eclesiástico y lo concreta con algunos ejemplos:
“Ante ti están puestos fuego y agua: echa mano a lo que quieras.
Delante del hombre están muerte y vida: le darán lo que él escoja”.
Nos advierte a continuación cómo Dios nos ve siempre y conoce nuestras acciones.
De todas maneras porque somos libres tenemos que responder ya que “Dios no mandó pecar al hombre ni deja impunes a los mentirosos”:
Libres pero responsables.
Salmo 118
En el salmo responsorial repetiremos estas palabras que presentan al hombre íntegro:
“Dichoso el que camina en la voluntad del Señor”.
Es decir, el que cumple la voluntad de Dios a lo largo de toda su vida.
Este salmo es el más largo de todo el salterio (176 versículos) y la liturgia ha escogido unos pocos versículos que te invito a rezar con profundidad, porque en ellos encontrarás sabios consejos.
San Pablo
Hoy el apóstol nos habla del tema de predicación que Dios ha inspirado a su Iglesia.
Se trata de una sabiduría que no es la de este mundo. Afirma el apóstol que “los príncipes de este mundo no la han conocido. Si la hubieran conocido nunca hubieran crucificado al Señor de la gloria”.
Si te fijas, te darás cuenta de que muchos gobernantes de hoy tampoco han conocido esta sabiduría que es la esencia del Evangelio.
Por eso no te extrañes cuando ves, que a través de toda la historia de la Iglesia, los gobiernos no se ensañan con los que tienen dinero, sino con los humildes y sencillos que ponen a Dios y su ley antes que las leyes humanas que son injustas.
Vivamos nuestra fe con profundidad y descubriremos esta sabiduría que nos hará valientes para vivirla y comunicarla a los demás.
Verso aleluyático
Pertenece también a San Mateo, nuestro compañero del ciclo A, y recuerda las palabras de Jesús en un momento de profunda oración ante su Padre.
Jesús da gracias al Padre: “porque has revelado los secretos del Reino a la gente sencilla”.
En el fondo es lo mismo que nos ha dicho Pablo: solo los humildes se encuentran a gusto con Dios.
Evangelio de San Mateo
El párrafo del Evangelio de hoy pertenece al sermón de la montaña.
Es un párrafo extenso que el sacerdote puede abreviar según su criterio.
En él Jesús advierte que no ha venido a abolir el decálogo, ni las enseñanzas de los antiguos profetas, sino que más bien quiere llevarlos a su perfección.
Es importante, por consiguiente, que tengamos claro que existen los mandamientos. Que son de Dios. Que tenemos que cumplirlos por encima de las leyes inicuas de los hombres.
Como resultaría muy extenso reflexionar sobre cada uno de estos preceptos, resalto únicamente algunas frases, invitándote a que tú personalmente leas y medites el párrafo de hoy (Mt 5,17-37).
*Jesús aclara al principio que su palabra es para todos y siempre.
*Advierte también que quien “se salte uno de los preceptos menos importantes y se lo enseñe así a los hombres, será el menos importante en el reino de los cielos”.
Sin embargo aclara el mismo Jesús: “Quien los cumpla y enseñe será grande en el Reino de los cielos”.
*También está claro que no son los que enseñan y no cumplen, los mejores maestros sino que heredarán el Reino los que cumplan y enseñen la ley.
*Sabemos que Jesús con frecuencia se refería a los fariseos, diciendo que eran personas que cumplían la ley pero no el espíritu de la misma. De ahí precisamente que fariseísmo ha llegado a ser sinónimo de hipocresía.
Las dos cosas son importantes: cumplir la ley y cumplirla por amor y por fidelidad al Señor que nos la dio.
A lo largo de su vida Jesús llevará a plenitud su enseñanza hasta presentar el amor como “su mandamiento”: Amar hasta dar la vida como Él la dio.
Ese amor es la plenitud de la ley en el nuevo testamento.