Al verlo por vez primera pareciese un paisaje de Inglaterra, aunque es de México, pues forma parte de la hacienda San Antonio Chautla, ubicada en el municipio San Salvador el Verde, de Puebla. Situado entre bosques y precedido por un apacible lago, un amplio pasillo de pasto y loseta permite el acceso al exquisito palacete de estilo inglés que edificó quien fuese arzobispo de Oaxaca, monseñor Eulogio Gillow Zavalza, hijo del joyero inglés Thomas Gillow y de Josefa Zavalza Gutiérrez, cuarta y última marquesa de Sierra Nevada, y protagonista de esta fascinante historia.
El joyero Thomas Gillow nació en Liverpool, Inglaterra, en 1797. En 1819 llegó a México, a la edad de 22 años, para abrir una joyería Roskel en la calle de la Profesa. Contrajo matrimonio con su primera esposa, Soledad Gutiérrez del Rivero Rodríguez de Pinillos, marquesa de Selva Nevada, quien había enviudado de Felipe Zavalza Aróstegui, con quien tuvo una hija, Maria Josefa Zavalza Gutiérrez del Rivero y un hijo varón. Tras la muerte de su esposo, Soledad se casó con Thomas Gillow y murió el 30 de agosto de 1832 sin dejar testamento. Gillow se casó entonces con su hijastra, María Josefa, a fin de proteger el marquesado, pero los albaceas declararon nulo el matrimonio por la minoría de edad de la marquesa. No obstante, tuvieron un hijo, Eulogio Gillow Zavalza, quien heredó la hacienda y llegó a ser arzobispo de Oaxaca. María Josefa murió mientras viajaba a Roma para visitar a su hijo, y Thomas Gillow murió a los 80 años, en 1877.
El hijo de Thomas y María Josefa, Eulogio Gillow Zavalza, nació el 11 de marzo de 1841 en Puebla de los Ángeles. Estudió en la Universidad Gregoriana de Roma y fue ordenado sacerdote en Ocotlán. En 1866 volvió a Roma para servir al Papa Pío IX en las audiencias. En 1870 regresó a México con novedosas técnicas agrícolas para la hacienda, en la que estableció escuelas y un observatorio meteorológico. Fue capellán de las iglesias de la Encarnación y de la Enseñanza, en ciudad de México. El papa León XIII lo nombró obispo de Oaxaca en 1887, diócesis de la que fue consagrado obispo el 31 de julio del mismo año en la iglesia de la Profesa. Restauró las iglesias de Oaxaca, instaló fábricas de ladrillos, plantas de gas y electricidad, introdujo la causa de beatificación de los mártires de Cajonos, confirmó a más de un millón de fieles, solicitó la erección de la diócesis de Tehuantepec para atender a los zapotecas; y viajó varias veces a Roma para beneficiar a su diócesis y a conseguir reliquias para la catedral de Oaxaca. A partir de 1891 se convirtió en el primer arzobispo de la nueva diócesis de Antequera-Oaxaca. En 1898 publicó su primera Carta Pastoral, firmada en la hacienda de Chautla, coronó a la Virgen de Ocotlán y en 1909 a Nuestra Señora de Soledad, en Oaxaca, con una corona hecha con joyas de su madre, la marquesa de Selva Nevada. Murió en Ejutla, Oaxaca, el 16 de mayo de 1922, a los 81 años. Tras su muerte, la hacienda sufrió severos y frecuentes saqueos.
El palacete es una réplica de una casa de campo de Inglaterra, de donde era originario su padre, que el obispo Gillow edificó en 1897 para instalar la Escuela de Agronomía y hospedar a los maestros. También funcionó como sala de conciertos, observatorio astronómico y museo. Consta de tres plantas rematadas en la parte alta por una casoleta en la que se instaló el observatorio. La planta, de forma cuadrangular, está rematada por cuatro torres, una en cada esquina. Los materiales son ladrillos aparentes al más puro estilo inglés victoriano, rodeados por estuco blanco en las orillas del edificio. La fachada presenta un único acceso en la planta baja flanqueado por varias ventanas. El piso de enmedio muestra un balcón entre varias ventanas en tanto que el piso superior se remata con un elegante frontón. Al interior, es sencillo y de salones de espacios breves. Una austera escalera, en el lateral derecho, permite acceder a los pisos superiores. Lamentablemente, las hordas de la Revolución saquearon el interior, mobiliario, cortinas, lámparas, ventanas, puertas y herrería.
Por ventura de Dios, la hacienda ha sido restaurada y concesionada a una compañía hotelera en tanto que el palacete y su entorno son un parque público.
El exquisito palacete inglés, del obispo Eulogio Gillow Zavalza, es un testimonio vivo del amor de un hijo por su padre y de la responsabilidad en el cumplimiento del ministerio y del cuidado de los bienes que Dios quiso encomendarle.