Una acusación genérica es aquella que denuncia el sufrimiento de las víctimas sin mencionar a los culpables reales, o que recurre a alusiones vagas y confusas contra tales culpables.
¿Cuáles son los motivos para lanzar acusaciones genéricas? Muchas veces, se busca defender a los inocentes, sin entrar en los detalles sobre los perseguidores.
Otras veces, falta un esfuerzo serio y exigente para analizar quiénes han provocado los daños. Las acusaciones genéricas, entonces, están acompañadas de una extraña pereza investigativa.
En otras ocasiones, hay miedo para señalar a culpables porque tienen un poder enorme. Basta con pensar en lo que significaría dar nombres y apellidos de gobernantes del país más poblado de la tierra que promueven políticas injustas para impedir el nacimiento de nuevos hijos…
También hay miedo de individuar y señalar las arbitrariedades y mentiras de grupos «culturales» que controlan medios de comunicación social para imponer ideologías de tipo totalitario. Señalar sus manipulaciones implica peligros muy grandes: pocos tienen la fuerza suficiente para resistir ante los ataques de medios «informativos» poderosos.
Las acusaciones genéricas, por lo tanto, surgen muchas veces o por pereza o por miedo. Pereza, si uno no quiere investigar seriamente quiénes han comenzado una cadena de injusticias. Miedo, cuando se debería señalar a poderosos del dinero, de la política o de la información, que manipulan y que persiguen a sus opositores, y no hay valor para hacerlo.
A pesar de esos límites, las acusaciones genéricas encierran algo positivo: son un primer paso para recordarnos el sufrimiento de los inocentes. Un paso insuficiente, pues defender al perseguido implica denunciar al perseguidor. Pero un paso a favor de la justicia, que puede ser el inicio de nuevos y valientes esfuerzos para ayudar a las víctimas y para detener a los agresores.
P. Fernando Pascual