Durante sus cinco primeros años de servicio a la Iglesia como Obispo de Roma y Sumo Pontífice, el Papa Francisco ha publicado numerosos documentos. En concreto, 2 encíclicas, 1 bula, 2 exhortaciones apostólicas, más de 30 constituciones apostólicas, más de 50 cartas apostólicas (de las cuales muchas eran «Motu proprio»), y numerosas cartas (algunas de ellas como quirógrafos para temas de importancia o como actos de gobierno papal).
Resultaría muy difícil presentar un cuadro completo de tantos documentos. Para señalar al menos algunos puntos de importancia, podríamos fijarnos en varios temas y asuntos abordados por Francisco durante estos años.
La exhortación apostólica Evangelii gaudium, que en cierto modo recogía material del sínodo de los obispos de 2012, fue una especie de carta programática del nuevo Papa. Francisco hacía suyas numerosas conclusiones de aquel sínodo, dedicado al tema de la nueva evangelización. Pero fue más allá, pues abordó una serie de argumentos que permitían intuir líneas centrales de su pontificado, como la reforma de la Iglesia, la Evangelización, la inclusión de los excluidos, la necesidad de una buena preparación de las homilías.
Las dos encíclicas (Lumen fidei y Laudato si’) tenían orígenes y elaboraciones diferentes. Si la primera, publicada en 2013, recogía abundante material preparado por Benedicto XVI, la segunda, de 2015, era más personal y mostraba la creciente atención de la Iglesia hacia los problemas ambientales del planeta, sin dejar de lado el necesario interés hacia los más pobres y desfavorecidos.
Ha suscitado y sigue suscitando interés y, en ocasiones, debate, la segunda exhortación de Francisco, Amoris laetitia, fruto del trabajo de los sínodos de los obispos dedicados a la familia (2014 y 2015) y de una amplia reflexión sobre algunos temas del mismo Papa, como se nota en partes del documento que no contienen prácticamente citas de los sínodos. En ocasiones este texto ha sido analizado solo en algunos de sus puntos más delicados, como los que se abordan en el capítulo VIII, cuando varias veces Francisco ha insistido en la necesidad de leer esta exhortación como un todo, en su integridad armonizada.
De los muchos otros documentos emanados por el Papa, se podrían indicar que algunos se referían a reformas concretas sobre el derecho canónico en varios puntos, entre los cuales destacan dos sobre los procesos de nulidad matrimonial, el motu proprio Mitis et misericors Iesus, y el Mitis iudex Dominus Iesus, ambos publicados el 15 de agosto de 2015. Otros se referían al amplio camino de reforma de la Curia, un tema sobre el que se habló ya desde los encuentros preparatorios para el cónclave de marzo de 2013, y que se ha convertido en uno de los esfuerzos más intensos del actual pontificado.
Entre todos ellos, se pueden señalar dos importantes constituciones apostólicas. La primera, Vultum Dei quaerere, dedicada a la vida contemplativa femenina; la segunda, Veritatis gaudium, sobre las universidades y facultades eclesiásticas.
Desde el 13 de marzo de 2013, y en línea con los esfuerzos de los Papas anteriores, Francisco ha sabido ofrecer a la Iglesia una serie de textos, algunos de los cuales con decisiones de gran relevancia, que sirven para mantener vivo el deseo de caminar con la mirada puesta en Jesucristo.
Vale recordar aquí la invitación que el Papa hacía en su primera exhortación apostólica: «Invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso» (Evangelii gaudium n. 3).
Por Fernando Pascual