Árboles muertos

Luferni

En esta primera década del tercer milenio, la ciudad, quiere sacudirse estas púas que crecieron en su piel y derribar de nuevo los árboles muertos para enterrar los hilos que cortaban el viento.

Les llaman postes.
Estuvieron desbordantes de follaje en la sierra vecina hace tiempo, hasta que una sierra los derribó.
Sus troncos fueron limpiados de ramas inútiles y calafateados con oscuro aceite que ennegreció su gran estatura. Así, sin raíces, empezaron a ser plantados en las esquinas de la ciudad.
Tuvieron nuevos ramajes extraños de alambradas paralelas que extendieron, en la altura, el pentagrama para que los pájaros anotaran el pesado rock del tránsito urbano.
Les nacieron frutos metálicos de pesados transformadores y otros de cristales aisladores. Y se enfilaron en una permanente e inmóvil manifestación.
Eran árboles muertos. Sus cadáveres enhiestos y mudos fueron testigos inútiles del progreso de la ciudad. En todas las fotografías estaban ahí, sobre el perfil de las fachadas, sin posibilidad de expulsión.
Y es que, en aquellos tiempos, nadie imaginaba un transporte subterráneo de energía. El agua de los largos acueductos de piedra, que tampoco se entubaba, sugirió los mástiles que sostuvieran los hilos conductores.
Y las calles se hicieron anticuadas con ese erizamiento de postes anacrónicos, que parecían un andamiaje sin construcción, o muletas gigantescas para un progreso que quedó obsoleto.
El agua, el gas, la electricidad, las líneas telefónicas descubrieron la utilidad de las zanjas y los túneles, la funcionalidad de las tuberías enterradas bajo el pavimento y se ocultaron para siempre. En las grandes ciudades, los vagones del metro imitaron, con cavidades gigantescas, este zambullirse bajo tierra y transportaron pasajeros por vías subterráneas.
En esta primera década del tercer milenio, la ciudad, quiere sacudirse estas púas que crecieron en su piel y derribar de nuevo los árboles muertos para enterrar los hilos que cortaban el viento.
¿Vendrán después los ensanchamientos de las avenidas y los bulevares que se convertirán en ejes viales? ¿Y las nuevas fuentes y las nuevas plazas y la constante regulación del crecimiento, para juntar belleza con funcionalidad y modernidad...?

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