- Parece que a más de un católico le habría entrado el desánimo
por tanto ataque descreído e injusto que la Iglesia viene padeciendo
desde hace un tiempo. En algunos medios de comunicación la noticia
negativa contra la Iglesia, viniera o no a cuento, ocupa por sistema
un lugar destacado. Y algunos se preguntan un poco alarmados: -¿Pero
qué está pasando? Pues no está pasando ni más ni menos que es una
realidad que siempre ha habido y habrá fallos humanos en la Iglesia,
que está formada por santos y pecadores. Y además, el laicismo
fundamentalista imperante da por hecho que todo lo religioso es una
farsa y hasta un peligro para ala humanidad. A los que ellos piensan
que no se meten en nada parece que les perdonan la vida pero, eso sí,
que se recluyan en las dependencias parroquiales porque la religión
en un asunto privado que no ha de tener la más mínima trascendencia
pública. Sólo apoyan las procesiones de Semana Santa y las fiestas
populares por que son ocasión de diversión y un atractivo
turístico.
- Pero no hay que meter la cabeza bajo el ala. La Iglesia está más
viva que nunca, y estamos asistiendo a uno de los momentos gloriosos
de la expansión y vivencia real del cristianismo en multitud de
ambientes, provocando verdaderos fenómenos de heroicas actitudes, que
la mayor parte de los medios silencia, y otros, pocos es verdad,
tienen la gallardía de airear para que se sepa.
- En estos días hemos tenido la alegría de conocer, por ejemplo que:
- - Mil jóvenes se reunieron en Madrid a escuchar el gran concierto
de música pop que ofrecieron un sacerdote, una religiosa y una
religiosa. Y comprendieron que la música no está reñida, ni mucho
menos con la fe, si es algo que merezca la pena.
- - Un obispo y 20 sacerdotes de la comunidad cismática lefebvriana
han regresado al seno de la Iglesia católica, y sigue ese movimiento
de vuelta al “redil” de los que un día, inexplicablemente, se
marcharon. Es un motivo de alegría.
- - Es otro motivo de alegría conocer que una sacerdotisa
episcopaliana se haya convertido al catolicismo junto con 150.000
americanos más de esa iglesia protestante.
- - Y que es bonito, y muy estimulante, conocer esta semana que once
universitarias hayan dejado sus brillantes carreras para profesar como
religiosas oblatas y dedicarse a los más necesitados.
- - Y que, como me decía una de la monjas Carmelitas descalzas del
Monasterio de la Fuensanta de Murcia, en el último domingo de retiro
dedicado exclusivamente a orar y convivir fueron 30 chicas, y que
esperan más para el domingo 25 de Noviembre.
- - Y una notición de primera plana que 239 sacerdotes y 3 obispos
anglicanos se hayan convertido a la Iglesia Católica. Y que hayan
hecho lo mismo 500 ministros protestantes. Y que durante la Pascua del
2001 en Estados Unidos se hayan bautizado en la Iglesia Católica
150.000 personas. Y que cada año entran en la Iglesia Católica
1.000.000 de personas en África.
- - Y algo reconfortante es que 6.000 personas nos hayamos reunido en
Madrid el primer fin de semana de Julio para orar en la Asamblea
Nacional de la Renovación Carismática. Y allí mismo había 70
sacerdotes confesando muchas horas para que todos pudieran vivir en
Gracia de Dios. Es un motivo grande optimismo para unos tiempos
fáciles al desánimo religioso.
-
- Son muchos los intelectuales que van descubriendo cada vez más la
auténtica Verdad de la fe cristiana, el profundo mensaje espiritual
del Evangelio, y están ya pensando en cristiano. Y que sólo las
personas que desconocen la historia e ignoran la doctrina, o han sido
deformadas por teorías absurdas y partidistas, abandonan la Iglesia
Católica, y absurdamente tratan de demostrar que los 2.000 años que
lleva haciendo el bien, aunque con equivocaciones, son historietas
pasadas.
- Los católicos debemos recuperar nuestro orgullo de pertenecer a la
Iglesia que Cristo nos dejó, y que ha intentado a través de multitud
de medios transmitirnos una Verdad y una Vida empapada de amor,
libertad y gracia de Dios. Y todo eso hay que decirlo, hay que
predicarlo, como manda el señor, desde las “azoteas”, o sea, en
la calle, no escondiendo la luz debajo de la mesa, sino poniéndola
sobre el candelero para que alumbre a todos.
- Un saludo amigos, y felicidades por seguir siendo alegremente
cristiano en nuestra Iglesia Católica.
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