Esas pequeñas venganzas que tanto dañan
Un golpe recibido, y no es el primero ni el segundo: la lista se hace larga. El corazón está cansado. El verdugo aparece como un déspota irascible, como un maleducado, como un egoísta. La rabia se acumula en las propias venas. La ocasión llega como en bandeja de oro: resulta posible devolver
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