Bin Laden-Bush
Guerras por drogas y petróleo
La cuestión israelí

José Alberto Villasana

No es posible entender la guerra de Estados Unidos si no se conocen los vínculos del dueto Bush-Cheney en el colosal imperio del petróleo y del narcotráfico internacional, como tampoco se entendería sin la perspectiva del designio sionista.
  

No es posible entender la guerra de Estados Unidos si no se conocen los vínculos del dueto Bush-Cheney en el colosal imperio del petróleo y del narcotráfico internacional, como tampoco se entendería sin la perspectiva del designio sionista.

Narcodólares para las campañas

En junio del 2000, James Langdon, procurador en Washington de la compañía petrolera rusa Tyumen relacionada con el contrabando de heroína y beneficiaria de los créditos estadounidenses que sirvieron para pagar contratos a la empresa Brown and Root, realizó una recaudación de 2.2 millones de dólares a favor del candidato presidencial George W. Bush.

En realidad era inversión que venía de regreso. Un informe del Center for Public Integrity (CPI), de agosto del 2000, revela cuán decisiva fue la intervención de la transnacional de excavación y tecnología petrolera Halliburton, matriz de Brown and Root, bajo la presidencia de Dick Cheney entre 1995 y el 2000.

Brown and Root, dedicada a la construcción de pozos petroleros, puertos, gaseoductos, carreteras, centrales nucleares, plataformas y estructuras relacionadas con la guerra, es la filial más poderosa de Halliburton, donde Cheney es el socio privado mayoritario con 45.5 millones de dólares. Durante la gestión de Cheney, los donativos de Halliburton para las campañas de candidatos republicanos se duplicó en varios millones de dólares.

El informe del CPI dio a conocer que el Export-Import Bank (EXIM) y la Overseas Private Investment Corporation (OPIC), instituciones que, según el investigador Ralph McGehee, están fuertemente infiltradas por la CIA, extendieron a The Alfa Group of Companies créditos que incluían 292 millones de dólares para pagar a Brown and Root contratos por la restauración de yacimientos petroleros pertenecientes a la Russian Tyumen Oil Company. Los más altos ejecutivos del Alfa Group, Mikhail Fridman y Pyotr Aven, estaban implicados en el tráfico de drogas desde el sureste asiático hacia Europa vía Rusia. Fueron los mismos Fridman y Aven quienes solicitaron a EXIM y OPIC los créditos que se lograron gracias al cabildeo de Halliburton.

Después de ilustrar cómo el Alfa Group se adueñó de los yacimientos petroleros mediante fraude, la historia del CPI, basada en informes del FSB (equivalente ruso del FBI), compañías petroleras como BP-Amoco, ex agentes de la CIA y de la KGB establecieron un sólido vínculo entre Alfa-Tyumen y la transportación internacional de heroína. Para lavar el dinero, los funcionarios del Alfa Bank recibían transferencias provenientes de la cocaína colombiana y luego compraban acciones de diversas compañías rusas.

Las rutas de la droga

El mismo esquema operó bajo Nixon, en los años setenta, con la droga proveniente del sureste asiático. La recomposición geoestratégica en Vietnam facilitó que la heroína pudiera ir directo de Haiphong a Europa con mediación de los carteles rusos asentados en Chechenia y Azerbajan. En toda esa zona operó Brown and Root.

Por ello, cuando la caída del Muro facilitó la asociación entre las mafias financieras de Washington y Moscú, abriendo la posibilidad de eliminar los obstáculos en los Balcanes y en las ex repúblicas soviéticas, el presidente Bush envió a Richard Armitage para ver cómo asistir e la Unión Soviética en su "desarrollo económico". La dificultad para una ruta más directa de la droga entre Afganistán y Pakistán hacia Europa a través de Turquía y de allí a los Balcanes, era el cohesivo gobierno en Yugoslavia, el cual controlaba el 70% del tráfico de la heroína. Esto obligaba a tener que rodear China y pactar con la India, para poder transportar la heroína proveniente del Triángulo Dorado (Birmania, Laos y Tailandia).

¿Cómo solucionaron Cheney y Bush padre este inconveniente? Siendo Secretario de Defensa y encargado de la operación Tormenta del Desierto, Cheney también apoyó operaciones encubiertas con rebeldes kurdos en el norte de Irán. La principal fuente de ingreso de los kurdos era el contrabando de heroína afgana y pakistaní a través de Irán, Iraq y Turquía. En marzo de 1991, Sadam Hussein obligó a miles de kurdos a huir a la frontera de Turquía y de allí las fuerzas de seguridad turcas, entrenadas en gran parte por Vinnell Corporation (socia de Brown and Root que constituye una de las tres principales compañías privadas en entrenamiento internacional de mercenarios junto con MPRI y Dyn Corp), condujeron a miles de kurdos a una muerte segura. Esa frontera constituía el principal paso de la heroína con destino a Europa.

El segundo paso fue la intervención militar en los Balcanes donde, nuevamente, la Brown and Root se benefició con millones de dólares brindando apoyo logístico a las tropas americanas. Las actividades de Brown and Root continuaron en Kosovo, Macedonia y Bosnia. Las operaciones encubiertas eran financiadas con las ganancias de la droga proveniente de la Golden Crescent. La heroína sirvió para financiar y equipar tanto al Ejército Musulmán Bosnio como al Ejército de Liberación de Kosovo. Incluso se sabe que mercenarios mujaidines lucharon en las filas de los terroristas del KLA en sus asaltos a Macedonia.

En su libro The Bush-Cheney Drug Empire, el investigador Michael Ruppert ha ilustrado cómo el grupo Bush, con apoyo de la CIA y de Brown and Root, paulatinamente ha logrado controlar y establecer un enlace entre las regiones donde se produce la droga y las regiones donde se vende la droga. También ha denunciado que "en cualquier lugar del mundo donde hay petróleo, allí está Brown and Root, y en cualquier lugar del mundo donde hay insurrección, allí también está Brown and Root".

La guerra actual

El grupo Bush tiene especial interés en derrocar al régimen talibán. Sólo así podrá llevar a cabo la construcción del oleoducto y del gaseoducto que habrán de llevar los energéticos desde Turkmenistán hasta Pakistán y el Mar Arábigo pasando por Afganistán. Los yacimientos son considerados de los más grandes del mundo, con cerca de 300 billones de pies cúbicos de gas, 80 mil millones de barriles de petróleo y 73 millones de toneladas de carbón. Estados Unidos calculó la obra de los gaseoductos en dos mil millones de dólares, pero el gobierno afgano licitó internacionalmente el proyecto y lo ganó la "Empresa Estatal de Petróleo y Gas de Argentina", que estimó los trabajos en mil 400 millones de dólares. A esto siguieron las amenazas y finalmente las bombas.

Otro factor que precipitó la guerra de Bush fue la inaplazable necesidad de reactivar la recesiva economía norteamericana. Su déficit en cuenta corriente, estimado en 600 billones de dólares, se había vuelto insostenible y los capitales extranjeros empezaban a sacar sus inversiones de Nueva York. Según Fred Bersgein, del Instituto Internacional de Finanzas, para evitar la inminente devaluación del dólar, los Estados Unidos requerían de una urgente sangría de 20 millones de dólares al día, y eso sólo se logra con una guerra.

La asociación Bin Laden-Bush

Los negocios entre los Bush y los Bin Laden datan de 1976, cuando el padre de Osama compró el 5% de las acciones de la empresa Arbusto Energy, empresa petrolera de la familia Bush. Dos años después, James Bath, agente de la CIA, consiguió para George Bush inversiones por parte de Salem Bin Laden y Khalid Bin Mahfouz.

En 1979, como director de la CIA, Bush lanzó la más grande operación encubierta en la historia de los Estados Unidos. A través de los Inter Servicios de Inteligencia (ISI) pakistaní, el gobierno norteamericano apoyó a Bin Laden con el objetivo de que la jihad se convirtiera en una guerra global de los estados musulmanes contra la Unión Soviética. El dinero se obtuvo con el comercio de la droga de la Golden Crescent. En su libro "La complicidad de la CIA en el comercio de las drogas" Alfred McCoy revela que en los años de la operación de la CIA "las tierras fronterizas entre Afganistán y Pakistán se volvieron el productor número uno de opio en el mundo, proveyendo el 60% de la demanda estadounidense".

Cabe mencionar que también a través de la ISI, la CIA adiestró a los principales líderes rebeldes chechenos en campamentos de entrenamiento acondicionados en Afganistán y Pakistán. La guerra chechena se planeó durante una cumbre secreta del Hizbullah Internacional que se llevó a cabo en Mogadiscio, en 1996. A esta reunión asistieron Osama Bin Laden y altos oficiales de la inteligencia iraní y paquistaní. El principal oleoducto ruso pasa por Chechenia y Daguestán, y los beneficiados de la guerra chechena fueron los conglomerados petroleros anglosajones que luchan por el control de los hidrocarburos que salen de la cuenca del Mar Caspio.

El adinerado clan saudita de los Bin Laden es uno de los grupos inversionistas en el Carlyle Group, el banco que Washington usa para la adquisición de compañías aerospaciales y de defensa. El Carlyle Group, que también administra las inversiones de los Bin Laden, tiene como representantes internacionales a George Bush padre y al ex primer ministro británico John Major. "Si hay alguna compañía conectada con Estados Unidos y su presencia en Arabia Saudita, es el Bin Laden Group" afirma Charles Freeman, director general del Consejo de Política de Medio Oriente.

La familia Bin Laden invirtió 2 millones de dólares, en 1995, por medio de una firma de inversión de Londres en el Carlyle Partners II Fund, el cual recaudó un total de mil 300 millones de dólares. Por retorno de inversión, los Bin Laden han obtenido hasta ahora un millón 300 mil dólares, faltándole todavía un 40% anualizado. Bush padre sostuvo una reunión de trabajo con la familia Bin Laden en noviembre de 1998, y una segunda reunión en enero del 2000. Baker visitó a la familia Bin Laden en 1998 y en 1999. En la segunda oportunidad, viajó en el avión privado de la familia Bin Laden.

Quien heredó los negocios texanos con los Bush fue Salem Bin Laden, mayor de los hermanos, quien murió en 1988, en San Antonio, Texas, en un inexplicable accidente aéreo aparentemente relacionado con el escándalo Irán-Contra.

Los negocios comunes no eran sólo económicos. En 1980, los republicanos habían sostenido una reunión secreta, en París, con los líderes jomeinistas, para negociar el retraso de la liberación de los 52 rehenes norteamericanos en Teherán y así perjudicar a Jimmy Cárter en las elecciones. George Bush padre llegó a esa reunión a bordo del avión privado de Salem Bin Laden, el mismo avión en el que Salem moriría.

Otro de los protagonistas del encuentro secreto de París, Amiram Nir, agente del Mossad (servicios de inteligencia israelíes), también murió en un atentado aéreo, sobre Michoacán, en noviembre de 1988. Tenía que declarar en el proceso Irán-Contra pero su avión fue derribado sobre territorio mexicano con mísiles de un helicóptero perteneciente a Gene Tatum, agente encubierto de la CIA.

En el escándalo Irán-Contra, Dick Cheney encubrió la intromisión de la CIA para derribar a los sandinistas en Nicaragua y enviar armas a Irán con las ganancias de cocaína colombiana que la misma CIA vendía por las calles de los Estados Unidos a través de las mafias.

En este caso fueron procesados altos funcionarios del Departamento de Estado y de la Defensa: Eliot Abrams, subsecretario de Estado para América, Oliver North, John Pointdexter, el secretario Caspar Weinenberger y el asesor Robert McFarlane, entre otros. El director de la CIA, William Casey, murió días antes del interrogatorio.

Con todo y las condenas, apenas un año después de la sentencia, Bush padre concedió a los ex funcionarios el indulto presidencial.

Especuladores financieros sabían de los atentados

Seis días antes de que fueran atacados el World Trade Center y el Pentágono, se llevaron a cabo movimientos financieros que constituyen un uso delictivo de información restringida. Las acciones de la United Airlines se desplomaron 42%, y las de American Airlines sufrieron una caída del 39%.

Operaciones semejantes se registraron con las opciones de venta de Morgan Stanley Dean Witter & Co., que se multiplicaron por doce durante la semana previa a los atentados. Igualmente sucedió con las opciones de venta de las acciones de Merrill Lynch & Co., que se multiplicaron por 25, y con las acciones de las compañías de seguros Munich Re, Swiss Re y Axa. Quienes realizaron estos movimientos lograron ganancias de centenares de millones de dólares. La Organización Internacional de Comisiones de Valores (IOSCO) informó el 15 de octubre del 2001 que, de acuerdo a sus investigaciones, esos rendimientos representan "el más importante delito por aprovechamiento ilícito de información privilegiada jamás cometido".

La IOSCO determinó que la mayor parte de esas transacciones fueron a dar al Deutsche Bank y a su sucursal estadounidense de inversiones Alex Brown, mediante el procedimiento de portage, el cual asegura el anonimato de quienes realizan las transacciones.

La Alex Brown fue dirigida por A. B. Krongard, ex capitán de los Marines que hoy ocupa el puesto numero tres de la CIA.

Teniendo en cuenta que fue una orden del presidente Bush rastrear las maniobras bursátiles como una medida para llegar hasta los criminales, era de suponer que la Alex Brown iba a colaborar sin reticencia alguna. Pero no fue así. La matriz Deutsche Bank y las otras instituciones implicadas invocaron el derecho al anonimato y las investigaciones quedaron bloqueadas.

A juicio de Thierry Meyssan, esto se debe a que muy probablemente George Bush padre es uno de los principales beneficiarios de los atentados. El hecho es que el FBI pidió a sus agentes abandonar las investigaciones sobre los movimientos financieros.

La conexión mexicana

El millonario saudita Khalid Bin Mahfouz fue procesado en el caso del Bank of Credit and Commerce International (BCCI). El banco, fundado en 1972 por el pakistaní Agha Hasan Abedi, se había convertido en el banco preferido de la CIA, de los cárteles mundiales de la droga, de traficantes de armas y de organizaciones terroristas.

Desde inicios de los ochentas, los agentes bancarios del BCCI hicieron sociedad con las cúpulas políticas del gobierno estadounidense. Entre otras cosas, el banco manejó millones de dólares en armas para apoyar al terrorista palestino Abu Nidal. También recicló transacciones del general panameño Manuel Noriega y lavó dinero del tráfico de heroína afgana y de cocaína del Cártel de Cali. Con ello, la CIA pudo financiar a la Contra nicaragüense y a los mujaidines antisoviéticos sin pasar por el control del Congreso.

Khalid Bin Mahfouz, cuya fortuna asciende a 2,800 millones de dólares, tuvo como referente en el mundo financiero estadounidense a Jack Stephens, miembro del "Club de los 100" que contribuyeron a la elección de Bush padre con 100,000 dólares cada uno. Su padre fue fundador del banco saudita National Comercial Bank, el cual creó diversas empresas en sociedad con la Sico, institución suiza perteneciente al Bin Laden Group.

Según las denuncias presentadas ante la Corte de Nueva York, a finales de los ochenta encontramos a Khalid Bin Mahfouz en el sureste mexicano, ayudando a Cabal Peniche a financiar la compra de diversas empresas bananeras que sirvieron al grupo Salinas para transportar cocaína colombiana hacia los Estados Unidos. Transferencias irregulares se hicieron a favor de Green Pacific, Platanera San Carlos, Fundación Unión Caribe, Promo-Sea y Hill Petroleum Company, entre otras.

A juicio del fiscal suizo Paul Perraudin, varias de las transacciones bancarias de Cabal Peniche encubrían relaciones de los Salinas y del narcotraficante Juan García Ábrego, y se cabalizaban a la Fundación Unión Caribe y a otras offshore, vía el Citibank de Nueva York.

En 1991, el fiscal Robert Morghenthau investigó a Carlos Cabal Peniche acusado de fraude civil en los Estados Unidos por un monto de 74 millones de dólares en perjuicio de la Eastbrook Investments, el banco de inversión del BCCI, a través de un esquema en que aparecía como fuente financiadora la Eastbrook Inc., fraude en el que también estuvo implicado Federico De la Madrid Cordero, hijo del ex presidente Miguel De la Madrid.

El juez condenó a Khalid Bin Mahfouz por el colosal fraude del BCCI, pero pudo librar la cárcel gracias a una fianza de 225 millones de dólares, históricamente la más grande que ha existido. Quien realizó esa maniobra legal fue Stephen Kaufman, abogado que también representa a Carlos Cabal Peniche.

La policía suiza documentó e interrogó a varios testigos que revelaron cómo la campaña de Carlos Salinas de Gortari para llegar a la Presidencia recibió financiamiento por al menos 17.9 millones de dólares de los narcotraficantes.

George Bush padre inició la relación de su familia con políticos y empresarios mexicanos en la década de los sesenta, cuando su compañía petrolera Zapata Offshore Oil Company se asoció con una compañía petrolera de la región fronteriza, llamada Perforaciones Marinas del Golfo (Permargo), perteneciente a Jorge Díaz Serrano.

En 1988, el periódico financiero Barron's reportó que los dos Jorges, Bush y Díaz Serrano, usaron prestanombres para ocultarle al gobierno mexicano la inversión de Bush en Permargo, para así evitar las leyes mexicanas de participación extranjera. Borron's también acusó a la Securities and Echange Commission de destruir documentos relacionados con ese negocio una vez que Bush llegó a la Vicepresidencia de los Estados Unidos, en 1981. Fue en esa época cuando Bush padre conoció también a Raúl Salinas Lozano, padre de los Salinas.

Según logró determinar la investigadora Julie Reynolds, el enlace texano entre los Salinas y los Bush eran Ernesto Ancira Jr., copresidente del Consejo "Adelante con Bush", miembro del Consejo de Administración del fraccionamiento Dominion; Alonso Ancira Elisondo, director de Altos Hornos de México, acusado de fraude con las empresas Fertimex y Carbón II; Gary Jacobs, presidente del Laredo National Bank, propiedad de los Hank, multado por haber violado leyes financieras de campaña; Roy Barrera Jr., líder del Partido Republicano en San Antonio y abogado, con su padre, de los principales criminales de los cárteles mexicanos; Rogelio Montemayor, acusado de haber invertido ilegalmente en una compañía de fertilizantes de Ancira; Guillermo Ávila, encargado de lavar dinero para el Cártel de Juárez; Juan Chapa Garza, colaborador en el lavado de dinero de la cocaína de los cárteles de Juárez y del Golfo; Manuel Pacheco, implicado en lavado de dinero; Gus García, investigado por tráfico de cocaína y lavado de dinero, operador de la franquicia francesa Brita y dueño de alrededor de cien millones de dólares en bienes raíces, en San Antonio, junto con su socio Anuar Name, empresario libanés-mexicano que ayudó a financiar la campaña de Carlos Salinas; Adnan Kasshoghi, egipcio, traficante internacional de armas involucrado en el escándalo Irán-Contra, amigo de Raúl Salinas, de Bin Laden padre, del finado Hank González y del ex jefe de la CIA, William Casey; Joseph Audi, del Lebanese Bank Audi, institución involucrada en tráfico de armas y lavado de dinero con sucursales en Beirut, París, Luxemburgo, Nueva York y Ginebra (de donde salió el pago de 599,985 dólares a la cuenta de Manuel Muñoz Rocha para llevar a cabo el homicidio de José Francisco Ruiz Massieu); Enrique Fuentes León, abogado del Cártel de Juárez y preso por el caso de Nelly Campobello y, finalmente, Patricia Herrera, a quien Roberto Madrazo, Diódoro Carrasco y Rubén Figueroa asignaron presupuesto nombrándola en Houston directora de una Casa de Representación para los negocios de Tabasco, Oaxaca y Guerrero.

La protección del grupo Salinas a Enrique Fuentes León quedó documentada en dos expedientes judiciales radicados en la Corte Federal de San Antonio, Texas, bajo los números SA94-CR516M y SA94-CR377, en los cuales se detalla lo ocurrido cuando arrestaron al fugitivo Fuentes León, en San Antonio, el 19 de octubre de 1994, quedando al descubierto que éste se encontraba acompañado del prófugo más buscado de México, Manuel Muñoz Rocha, colaborador de Raúl Salinas en la planeación del homicidio de José Francisco Ruiz Massieu.

El cónsul general de San Antonio, Humberto Hernández Haddad, avisó al canciller Gurría y al procurador Lozano Gracia que el diputado Muñoz Rocha estaba vivo, y que los agentes del Departamento de Justicia lo tenían sitiado en el hotel Sheraton Fiesta en espera de que México enviara la orden de aprehensión. En su lugar, el cónsul recibió amenazas de muerte y la indicación de no meterse en el asunto. La policía estadounidense entendió que la falta de respuesta por parte de México era ya la respuesta.

En 1996, Jorge Castañeda Gutman telefoneó al ex cónsul para decirle que Carlos Salomón Cámara, vocero de prensa de Ernesto Zedillo, le había asegurado que la orden al más alto nivel había sido la de matarlo.

Es interesante constatar que a la vuelta del tiempo, muchos de los que formaron parte del "Espíritu de Houston" o hicieron de puente entre las familias Bush y Salinas, están hoy día presos, desaparecidos, o bajo proceso por narcotráfico, lavado de dinero, asesinato, desvío de recursos públicos y asociación delictuosa.

Una inaceptable ironía

Desde la guerra fría hasta hoy, Washington ha apoyado a Osama Bin Laden y ahora George Bush pone a su socio en la "lista de los más buscados".

Mientras Bush culpa a la jihad islámica por los atentados y la califica de "amenaza contra los Estados Unidos", esas mismas organizaciones constituyen un elemento central de las operaciones de inteligencia y militares estadounidenses en el sureste asiático, en los Balcanes y en las repúblicas de la ex Unión Soviética, incluso repitiendo la estrategia de permitir que el enemigo ataque para justificar una intervención injusta.

En este sentido, el atentado contra las Torres Gemelas y el Pentágono vendría a ser el tercer gran crimen del gobierno estadounidense contra el pueblo norteamericano, después del auto-hundimiento del Maine y del provocado bombardeo en Pearl Harbor.

Es sencillo. Se crea indignación, se insiste en la naturaleza perversa del enemigo escogido, se arrastra al pueblo paranoico a la guerra, y se justifica cualquier acción en nombre del bien supremo. ¿Porque habrían de cambiar la estrategia si les ha funcionado siempre?

Desde 1995 existen denuncias en el sentido de que la Federal Emergency Management Agency (FEMA) acondicionaba campos de concentración y perfilaba leyes contra las garantías individuales, previendo que muchos norteamericanos protestarían contra su gobierno por la injustificada guerra global que provocaría. Es decir que algunos preparaban desde hace años lo que se presentó a la opinión pública como espontáneo.

Por otro lado, no hay que perder de vista que este, igual que los otros conflictos regionales provocados, es un paso previo para lograr lo que George Bush padre reveló en la guerra del Golfo: un Nuevo Orden Mundial bajo un Gobierno Mundial. Este es el propósito largamente acariciado y programadamente ejecutado por las escuelas de pensamiento y por los grupos ocultos de poder a los que pertenecen los Bush y sus cómplices en el gobierno: la Gran Logia de los Iluminados, su cara visible el Council on Foreign Relations (CFR) y la Orden secreta Skull and Bones, entre otras.

En 1880, el fundador del Supremo Rito de la Francmasonería, Albert Pike, declaró que "una gran conflagración final, amplificada por la crisis entre el Islam y el Judaísmo, será necesaria para establecer definitivamente el Nuevo Orden Mundial".

En este sentido, podrían tener razón quienes, además del motivo del dólar, la droga y el petróleo, denuncian que en los atentados del 11 de septiembre tuvo que ver el Mossad. Bajo la perspectiva religiosa, el gobierno de los Estados Unidos sería rehén del sionismo radical, cuyo objetivo último es expulsar de Jerusalén a los palestinos para poder construir allí el tercer Templo judío, símbolo mesiánico de su mundial dominio. Pocos saben que los enfrentamientos entre judíos y palestinos reiniciaron a raíz de que, el 28 de julio del 2001, grupos fundamentalistas colocaron la primera piedra del tercer Templo judío, con la provocadora presencia de Ariel Sharon en la explanada de las mezquitas.

Es de capital importancia buscar la verdad con todos los medios a nuestro alcance, y luego poder vencer el terrorismo y el odio con el espíritu y las ideas. De no ser así, la administración Bush, con el apoyo de sus aliados en la OTAN, nos embarcará a toda la humanidad en una guerra cuyo beneficio final, para unos cuantos grupos y familias criminales, será el control de las drogas, del petróleo y de un dólar rescatado a costa de miles de vidas humanas.

 

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Publicado el: Viernes, 28 de Noviembre de 2003 13:20:19 -0600