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¿Es la Eutanasia, una muerte digna?

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Salvaguardar el derecho a la vida. Este debería ser el valor universal por excelencia vivido en todos los países.

El principio de la inviolabilidad del derecho a la vida, es asunto delicado. A nivel político, es sumamente urgente, el ubicar los valores y los derechos humanos como su fundamente último. En la medida en que logremos el respeto de estos valores a nivel político, se podrán tener sociedades más sanas y una mayor protección del derecho a la vida.

 Si las leyes están hechas para obedecerse, pues entonces debemos crear leyes que beneficien a los ciudadanos y que salvaguarden los derechos universales. Si estas prácticas no se penalizan adecuadamente, el efecto sería devastador.

Entendemos por Eutanasia, el fin anticipado y no natural de la vida, procurado para evitar sufrimientos a una persona que está en situación de enfermedad irreversible y en fase terminal o bien para poner fin a una existencia por vejez o enfermedad. Desafortunadamente, cada día nos encontramos con más países que están llevando a cabo estas prácticas. Es por ello, necesario y prioritario el solicitar a los legisladores de los distintos países, que prevean penas adecuadas, para quien practica la Eutanasia.

"Muerte Dulce" o "Muerte Digna", son términos manipulados, para suavizar la culpa de llevar a cabo prácticas tan atroces como estas. ¿Porqué no decir que la Eutanasia activa o pasiva, individual o colectiva, consensual o no consensual, todas estas significan matar a una persona; a veces la acción es directa como en la Eutanasia activa y otras veces es por omisión como en la Eutanasia pasiva. Pero ambas, son igualmente prácticas éticamente malas, porque atentan contra la integridad y la dignidad personal y porque asumen que la vida es un derecho, del cual se puede disponer cuando se quiera, cuando en realidad la vida es un don, que debemos cuidar y que no nos pertenece, ni nos toca decidir a nosotros cuando acabar con nuestra propia existencia.

En aras de la supuesta "Calidad de Vida" y "Muerte digna", nos hemos dejado influenciar, aceptando realidades que nos destruyen como sociedad. Es necesario ir retomando los valores espirituales, que son fundamentales para llevar una vida que responda a las exigencias de la naturaleza humana; el derecho positivo debe apoyarse justamente en este derecho natural, para lograr que valores universales como el derecho y la protección a la vida puedan prevalecer por encima de los "pseudo valores" tan vividos actualmente.