Día de la familia el primer domingo de Marzo.
Se ha declarado como día de la familia el primer domingo de Marzo. Esta iniciativa, emprendida por el Consejo de la Comunicación y apoyada por grupos sociales, ha sido también aceptada por la Iglesia, quién antes celebraba el día de la Sagrada Familia el primer domingo después de la Navidad, como un recordatorio de que Jesús, verdadero Dios y verdadero Hombre, quiso nacer en una familia.
Últimamente hemos asistido, ¡bendito sea Dios!, a un renovado interés por la familia. Grupos sociales, el propio Gobierno, la Iglesia han puesto un énfasis mayor en esta célula de la sociedad. Será que la sentimos en peligro, será que vemos que se le aprecia menos, será por los problemas que acarrea a la sociedad la falla de algunas familias, no lo sé… el hecho es que hasta hace poco dábamos por hecho que la familia estaba ahí y que podíamos contar con ella y ya nos dimos cuenta de que la familia no es algo que se da en automático; que tenemos que luchar por formarla y mantenerla viva y vigente. Que una buena familia es una obra de arte, no el resultado de la casualidad. Si la familia está bien, todos nos beneficiamos; si la familia está mal, todos padecemos.
La familia es obra de Dios. Él quiso que viviéramos en familia. Los seres humanos somos unas criaturas increíblemente frágiles. Entre los mamíferos superiores, casi todos están listos para llevar una vida independiente cuando sus madres dejan de amamantarlos. Muchos están listos para seguir a los adultos a las pocas horas de nacidos. El ser humano no es así; tarda mucho más en ser independiente, y requiere de más ayuda y apoyo. De ahí la necesidad de la familia, que cuide a ese ser humano. Y, al tener un alma inmortal, sus necesidades van más allá de las materiales: los bebés necesitan cariño, amor, cuidados y una formación no solo física sino también del carácter, el cuál tarda bastante en forjarse.
Por eso, todas las civilizaciones han tenido a la familia. Las excepciones se dan sobre todo en grupos marginales o en épocas donde las guerras, las enfermedades y el ataque de las fieras hacían que hubiera menos hombres que mujeres, dando origen a la poligamia o a las familias sin paternaje claro.
Dios quiere que haya familias; esto no es algo exclusivo de los católicos o los cristianos; se da en la humanidad y por eso decimos que la familia es una institución de la Ley Natural, la que Dios nos revela por medio de la creación y que podemos entender con solo la razón, sin necesidad de la fe.
¿Cómo celebrar la familia? ¿Cómo defenderla? La respuesta nos la dio Juan Pablo II en sus visitas a México: "Familia, sé lo que eres", nos dijo. Y eso es lo fundamental: ser familia, tomar en cuenta a nuestra familia. Esforzarnos por vivir en y para la familia. El gran enemigo de la familia no es el divorcio o la infidelidad. Esos no son más que consecuencias del verdadero enemigo de la familia: el individualismo, el egoísmo si quiere Usted una palabra más fuerte. ¿Queremos defender a la familia? Ahí está el camino, y hay que empezar por recorrerlo en casa.