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Se renueva la Consagración de la Nación Mexicana al Sagrado Corazón de Cristo Rey del Universo

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La nueva Consagración implica renovar, de raíz, la invocación de la protección a las familias, la sociedad y el pueblo de México por el Sagrado Corazón de Jesús. 


Con motivo de la visita a México de las reliquias de Santa Margarita María Alacoque, confidente y apóstol del Corazón de Jesús, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) en su 81ª Asamblea Ordinaria (24 a 28 de abril de 2006) aprobó la Renovación de la Consagración de la Nación Mexicana al Sagrado Corazón de Cristo Rey, ya promulgada el 11 de octubre de 1924, durante el Primer Congreso Eucarístico Nacional, por los obispos mexicanos en pleno en la Catedral Metropolitana de México.

La renovación tuvo lugar en la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, viernes 23 de junio de 2006, en el Monumento Nacional a Cristo Rey, “El Cubilete”, en Guanajuato, a través de una concelebración de los obispos de México, presidida por monseñor José Guadalupe Martín Rábago, obispo de León y presidente de la CEM, con la presencia de obispos, sacerdotes y laicos de todo el país.

La nueva Consagración implica renovar, de raíz, la invocación de la protección a las familias, la sociedad y el pueblo de México por el Sagrado Corazón de Jesús.  La ceremonia se llevó a cabo en el centro geográfico del país, la Montaña de Cristo Rey, faro de quienes sufrieron la persecución religiosa en el país entre 1924 y 1940.  Más tarde, centro de reunión del catolicismo mexicano para recordar las invocaciones de “Viva Cristo Rey y Santa María de Guadalupe” con las que muchos combatientes “cristeros” entregaron su vida.

Las Doce promesas del Sagrado Corazón de Jesús

Santa Margarita María de Alacoque nace en 1647 en Verosvres, Borgoña, Francia. Nuestro Señor Jesucristo la eligió para sus Apariciones entre 1673 y 1688, en las que le mostrará su Corazón ardiente de amor por la Humanidad pecadora. Es beatificada por el Papa Beato Pío IX en 1864, y canonizada por el Papa Benedicto XV el 13 de mayo de 1920.

De ahí las famosísimas Doce Promesas del Sagrado Corazón a sus devotos adoradores:

1ª A las almas consagradas a mi Corazón les daré las gracias necesarias para su estado.

2ª Daré paz a sus familias.

3ª Las consolaré en todas sus aflicciones.

4ª Seré su amparo y refugio seguro durante la vida, principalmente en la hora de la muerte.

5ª Derramaré bendiciones abundantes sobre sus empresas.

6ª Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente y el océano infinito de la misericordia.

7ª Las almas tibias se harán fervorosas.

8ª Las almas fervorosas se elevarán rápidamente a gran perfección.

9ª Bendeciré las casas en las que la imagen de mi Corazón se exponga y sea honrada.

10ª Daré a los sacerdotes la gracia de mover los corazones empedernidos.

11ª Las personas que propaguen esta devoción tendrán escrito su nombre en mi Corazón y jamás será borrado de él.

12ª A todos los que comulguen nueve primeros viernes de mes continuos, el amor omnipotente de mi Corazón les concederá la gracia de la  perseverancia final… a los que me tributen gloria, amor y reparación, prometo un especial auxilio durante su vida pero principalmente a la hora de su muerte.