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Los señores de la guerra

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Tal parece que el mundo se lo están tomando los violentos, los que no aman la paz, los señores de la guerra.


En estos momentos, un solo grito debiera resonar en toda la tierra: “Paz”.

Cada vez que leo los diarios y veo cómo los países que defienden la paz, venden armas de guerra a los que están en conflicto me da por pensar en las palabras de Francisco de Asis: “Señor, haznos intrumentos de tu paz”. Verdaderamente.

Ser verdaderos instrumentos de paz.

Dios es Amor, y en nombre del Amor, solamente se puede amar y hacer el bien.

Parece que al buen Dios lo hemos sacado abruptamente de nuestras vidas, nuestros colegios, nuestros hogares y nuestros países. Como si pudieran. Y es que no conocen al buen Dios. Paciente. Tierno y bueno.

La esperanza está a la vuelta de la esquina. Basta querer alargar el corazón y tomarla. Desear vivir en la presencia de Dios. Llenar nuestras almas con su dulce presencia, que da paz y serenidad.

Una amiga me escribió: “Para dar verdadera prueba de paz… hay que amar a todos. En estos tiempos, sólo el amor hará cambiar a los demás”.

Faltan personas como tú, que se decidan a vivir este amor. Y empiecen a cambiar el mundo, con sus vidas y su ejemplo.

Ya lo dijo un santo sacerdote: “Las crisis mundiales, son crisis de santidad”.

Recuerdo con ilusión las palabras de un sacerdote: “Imaginen cómo sería el mundo si las personas cumplieran los mandamientos. Usted podría salir de su casa a cualquier hora, sin miedo, porque hay un mandamiento que dice “No robarás”, podríamos ir a cualquier lugar porque un mandamiento dice “No matarás”, podríamos confiar en todos, porque hay un mandamiento que dice: “No mentirás”.

Este es el mundo que anhelo, como muchos millones de personas alrededor del planeta, un mundo de paz y hermandad.

Creo firmemente que estamos llamados a lograrlo. Podemos hacerlo. Y éste es un buen momento para empezar.