Nuestro amigo y hermano en Cristo, Pablo Muttini, que desde los inicios de periodismocatolico.com ha estado con nosotros, nos comparte su alegría y se encomienda a nuestras oraciones al ser proximamente ordenado diácono permanente. ¡Cuenta con ellas Pablo y muchas felicidades!
Después de varios años de camino, el próximo domingo 27 la Iglesia tendrá un nuevo servidor.
Diácono permanente….quién hubiera dicho!. Todavía me avergüenza hasta pensarlo.
Lo único que me alienta es tener la misma sensación del primer día; todavía siento que me quedan cortos los brazos; que hay una noticia impresionante para dar y me revienta el pecho de ganas; que mis manos necesitan tocar, y que los que sufren, gritan al cielo para que los toquen; que Cristo hace fuerza para meterse en la multitud y no le hacen lugar; que se necesita creatividad para vencer la muchedumbre y bajar al paralítico desde el techo… qué se yo… que afuera hace frío; que el ruido debe dar lugar al anuncio… ¡tantas cosas!… sigo sintiendo tantas cosas, y lo que me tranquiliza es que ninguna de esas ellas “depende” de mí. Tengo bien claro quién soy y lo poco que aporto por eso veo cotidianamente el milagro: pongo dos pescados, Él le da de comer a muchos. Dos pescados que llevo arrumbados en el bolso. Él hace el milagro.
Sigo sintiendo que Dios me elige, no por dotado sino por gracia. Sigo confiando en que Él, con la elección manda la fuerza. Lo único que yo pongo es el sí; Él se ocupa del resto.
Cristo sigue llamando pescadores. Cristo sigue resucitando pecadores.
Mi madera es rústica y espinosa… Mi familia y quienes me conocen bien saben también que es dura y pesada. Yo confío en que obre el milagro y que vencido el orgullo, Dios la haga de una vez por todas, noble.
De lo que estoy seguro es que va servir para encender el fuego.
Es lo que tengo. Es lo que doy.
Me encomiendo a sus rezos.Gracias a todos por estar allí.
Con mucho afecto los saluda este próximo servidor, Pablo Muttini