Home > Análisis > Categoría pendiente > Extraño tu voz Señor

Extraño tu voz Señor

Image

Yo sólo te pido que aumentes mi poca fe.

 

Extraño tu voz Señor. Hace meses guardas silencio. Y no te encuentro ni te escucho. ¿Dónde estás?

Leí una vez una carta que alguien te escribió. Era un soldado de la primera guerra mundial. De noche, metido en la trinchera, se puso a mirar las estrellas y reflexionó en la grandeza de tu creación. Sabía que tal vez moriría la mañana siguiente y sus últimos pensamientos fueron para ti. Me impresionó porque la carta la encontraron en su uniforme, doblada, cerca de su corazón.

También leí aquella hermosa nota del hombre que se cuestiona porque no te ha visto en los momentos más dificiles de su vida. Camina por la arena y sólo ve las huellas de una persona.  Tú, amablemente le respondiste que eran las tuyas. Y que lo llevabas en tus brazos.

Yo nunca me he fijado en las huellas, porque te llevo dentro, muy hondo, en el alma. Y te siento, y respiro contigo y comparto todo contigo: mis pensamientos, mis acciones, mis deseos. Nada te oculto.

Pero últimamente no sé de ti. Es como si me hubieses soltado de la mano y ando inseguro.

He pensado que me soltaste para que aprenda a seguir  tus caminos con serenidad y confianza.  Como un niño pequeño al que la madre va soltando poco a poco, hasta que sabe caminar y luego empieza a correr por la casa.

La madre siempre está cerca, vigilante. El niño voltea hacia ella y con la certeza de tenerla cerca, continúa jugando. Yo volteo, pero no te veo.

Creo que estás allí, aunque parezca que no. Y me parece que me pides vivir más de la fe y menos de la seguridades del mundo.

Yo sólo te pido que aumentes mi poca fe. Iré hacia ti, porque me has dicho estarás conmigo. Y tus palabras me lo recuerdan cada día: “Yo estaré con vosotros para siempre hasta la consumación del mundo” (Mt 28, 20).

Señor, que tu amor resuene en mí y pueda transmitirlo como el eco que lleva el viento. Que tenga siempre la certeza de tu presencia, aunque no te vea, ni te sienta.